Borrar

Triste y sola (cuento de verano)

Antonio Badillo

Valencia

Martes, 12 de septiembre 2023, 00:12

Érase una vez, en un reino muy lejano, una artista de alma bondadosa que adoraba los animales. Cuenta de ella la leyenda que pudiendo medrar en paz, refugiada en el cloroformo de una vida acomodada, eligió ser guerrera -no callaría ante el maltrato-, y su ... porfía holló cumbre el día en que la gran ciudad le permitió colocar una pequeña escultura en la calle señera. Las delicadas manos amasaron la arcilla, de pronto el taller un jardín del Edén, y del amor nació Tristán. Su Isolda sería Soledad. Perro y gata, fundidos en bronce blanco, de pronto cobraron vida. Como el hijo de Geppetto. Si también nosotros venimos del barro y acabaremos siendo polvo, nada había de raro en ello. Callejeros ambos, arrebujados cuerpo contra cuerpo a resguardo del abandono entre bolsas de compra y rastros de opulencia, terminaron siendo transparentes en su exquisito emplazamiento por más que de tanto en tanto la creadora los cubriera de margaritas que pronto se llevaría el viento.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Triste y sola (cuento de verano)