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Lo que arde

A la última ·

ALBA CARBALLAL

Domingo, 19 de julio 2020, 00:21

Tal día como ayer, pero durante una madrugada de 1845, estalló el último de los tres grandes incendios que arrasaron Nueva York. Aquella vez, el desastre se originó en un establecimiento en el que se fabricaban velas, y afectó a muchas otras construcciones de madera situadas en el Bajo Manhattan. La España del siglo XX también conoció otra quema un 18 de julio, en ese caso metafórica -o no tanto-, que tomó la forma de un golpe de Estado y cuyas llamas se prolongaron cuarenta largos años. El fuego, que en ocasiones parece tener memoria, ha vuelto a aparecer, esta vez en la valiosísima catedral de San Pedro y San Pablo, en Nantes. Se especula con que el de la ciudad francesa ha sido un incendio provocado: jamás la piromanía o el terrorismo han comprendido ni media palabra sobre el valor del patrimonio cultural. En cualquier caso, y con lo ocurrido en Notre Dame todavía en la retina, la respuesta institucional de las autoridades galas ha sido inmediata y contundente.

Sin embargo, el de Nantes no ha sido el único fuego del que hemos tenido noticias últimamente. A las afueras del municipio onubense de Lepe, el aparatoso incendio en un asentamiento de chabolas se ha convertido en el tercero desatado en la provincia, en un lugar de estas características, en menos de una semana. Los temporeros de Huelva, muchos de ellos trabajadores inmigrantes, llevan meses reclamando soluciones que nunca llegan: a su habitual situación de precariedad se suman ahora la pandemia, la dificultad para regresar a sus países y un desamparo feroz por parte de las administraciones públicas. Nueva York, París, Nantes, Huelva: el fuego, como todo, entiende de clases, aunque las casas de los pobres también ardan.

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