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Carta al presidente del Gobierno:
No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ... ataques que estamos recibiendo mi querido periodismo y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar mi opinión. Sobre todo porque no tengo otra forma de trasladársela, dado que usted acostumbra a poco democráticas comparecencias sin preguntas de los medios. Lo que al fin y al cabo significa decirles a los ciudadanos, a quienes usted sirve y no al revés, que no tienen derecho a a la información. Algo que es inconstitucional y antidemocrático. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo, ahora que tendrá menos tras sus cinco surrealistas jornadas pensando, para leer estas líneas.
Señor Sánchez, hace unos días, poco después de que usted culminara la última muestra de su trilerismo político con la puesta en escena de su 'no voy a dimitir' a lo Rubiales en la puerta de la Moncloa, recibí un mensaje por Linkedin de un encargado de marketing digital que me dejó (sí, yo también, presidente) reflexionando. La misiva interna era muy breve, pero me llegó como una puñalada al corazón. Decía: «¡Hola Arturo! ¿Cuál sería el precio para publicar una noticia en LAS PROVINCIAS? Por ejemplo, anunciando un primer premio de una administración de loterías». Y así terminaba.
Mucha gente, señor presidente, cree que las informaciones en los medios de comunicación se pagan. Que el hecho de que una noticia vaya a cuatro o a cinco columnas, en faldón o en media página, depende del precio que haya satisfecho el mejor postor por el artículo. Y esa creencia se debe al sinfín de bulos, maledicencias, mala prensa (nunca mejor dicho), intentos de control, presiones de los gabinetes de comunicación e intentos de censurar informaciones que usted y la mayoría de los que han estado en el poder intentan esparcir sobre los medios de comunicación. En un constante intento de matar al mensajero. De ponerle un bozal a quienes tenemos la misión de hablar o escribir para controlarles a ustedes, les guste o no. Y seguiremos. Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es: ¿merece la pena como periodista todo esto? Sinceramente, sí. Cinco segundos de reflexión y me han sobrado, mire. Este ataque a la prensa no tiene precedentes. Aquí usted había puesto una coma en su carta pero yo he puesto un punto. Porque es lo que toca, señor Sánchez. Lo suyo no es redactar. Para eso hay profesionales. Este ataque a la prensa es grave y burdo. Pero yo no necesito parar ni reflexionar. Muchas veces se nos olvida que tras los periodistas hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi oficio, (otra coma que le pongo, presidente) que vive con impotencia el fango que sobre él esparcen día sí y día también.
Le invito, presidente, a venir un día a la redacción. A un medio de comunicación. No 'pseudomedios' como usted dice. Venga a vivir eternas jornadas de trabajo para contrastar cada dato. A guardias sin comer en la calle para contar al ciudadano qué está pasando. A portazos y portazos de su administración cuando pedimos información para la ciudadanía. A tiempo robado a nuestras familias para dedicarlo a este oficio. Somos empresa, sí. Pero sobre todo somos servidores de la opinión pública. De los ciudadanos. Esa y esos que usted pisotea en cada rueda sin preguntas. Reflexione. No le bastarán cinco días.
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