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Sin cobertura

Un día sin internet ni línea en una caseta perdida en la Valldigna sirve para comprobar cómo de hipnotizados estamos por la tecnología

Arturo Checa

Valencia

Domingo, 9 de junio 2024, 00:43

Hoy he entendido a esa gente que de vez en cuando se somete a uno de esos tratamientos 'detox' de la tecnología y la eterna ... conectividad. A aquellos que de vez en cuando acuden a centros de desconexión de móviles y las pantallas. O que por iniciativa propia optan por abandonar el teléfono y las redes sociales durante una semana. Sin whatsapps, tuits ni avisos informativos de última hora que siempre todo lo llenan. Hoy he disfrutado lo que es pasar un día sin nada de cobertura. Como antaño en el pueblo, hace no tantos años, cuando al serpentear las últimas curvas que descienden hasta Piqueras, los cerros y las arboledas que la rodean, y la entonces ausencia de repetidores de telefonía, te sumían en un oasis sin móviles y sin sobresaltos. O aquellos tiempos ya más pasados, en los que había que bajar al único teléfono fijo que había en el pueblo, el que regentaban Melgue y Domitila. En aquel cuartito en el que tenías que decirle a ella qué teléfono querías marcar, para que ella lo activara con la rueda del teléfono e iniciara la comunicación. Y cuántas veces la sorprendías escuchando por otro supletorio la conversación, si la veía interesante, que con algo había que entretenerse entonces en el pueblo...

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