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Macollas en el olvido

Como el replicante, he visto cosas que no creeríais en tiempos de whatsapp: arrancar trigo por amor, empujar un carro de madrugada, bañarse de noche entre ranas...

Arturo Checa

Valencia

Domingo, 28 de abril 2024, 00:00

En esta era de niños y adolescentes pegados a las pantallas, y sobre todo en estos tiempos en los que ya casi nadie tiene pueblo ( ... pobres infelices), uno lamenta cuánta calle, vivencia y disfrute se han perdido los chavales de hoy en día. Los hijos de los que tenemos pueblo, afortunadamente menos. Como mucha gente me reclama constantemente, especialmente el compañero Serrano López, que en esta columna se hable de 'Villafrenillos de arriba' (como irónicamente se refieren a mi pueblo) o no se hable de nada, pues allá que vamos a narrar de nuevo vivencias de mi querida Piqueras. Y hoy me referiré a cosas supuestamente insignificantes pero sin embargo maravillosas y que los jóvenes de hoy en día verán como algo de hace dos siglos (y se van poco...). Esta es época de macollas. La macolla es como se conoce en cuenca al plantón del trigo. Y entre Pascua y los Mayos, la costumbre marcaba que debían recogerse de campos cercanos, siempre de noche, siempre acompañada la recolecta de risas y no poco calimocho (vino y cola en una botella que iba de mano en mano). El destino, las puertas y ventanas de la moza que cada uno amábamos en el pueblo. Macollas anónimas, por supuesto, aunque a veces alguna notita candorosa se colaba. En cantidades pasmosamente grandes muchas veces, porque cuanta más macolla, más amor, para desespero de los agricultores, que veían un rodal de sus campos esquilmado cual si hubiera pasado una piara de jabalíes. Y para delicia de las mayores del pueblo, como Conrada o 'la Primi', algunas de las adorables 'abuelas del visillo' del lugar, que recorrían las calles para ver cuántas plantas le habían dejado a la hija de la Donelia, si había sido el hijo de la Crescencia o si la más amada era la nieta de la Getulia. Igualito que los whatsapps o los vídeos de un sólo visionado de Instagram que usan hoy sin cesar los chavales. Aquello era amor con las manos manchadas de tierra.

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