Urgente El Puente de la Solidaridad de Duque de Gaeta, Ninot Indultat Infantil de las Fallas 2025

El gran dilema de no pocos padres es el que también se plantea un buen amigo y en cuya duda me introduce. «Con lo eurovisiva ... que es mi hija no sé cómo encarar la crisis de la zorra. ¿Le digo que zorra es sinónimo de prostituta y que hombres malos llamaban zorras a mujeres libres como sinónimo de putas y ahora nos plantean que a las mujeres libres se les llame zorras pero como sinónimo de libres?». Así fue la disyuntiva que me sacó en una conversación por whatsapp. Al hilo, claro, de la viral canción de los valencianos 'Nebulossa'. El estribillo que todo lo llena y que ha derivado en una genial parodia de los inigualables Polonia y su 'Facha', con Ayuso, Aznar y Feijóo. «Al final creo que voy a dejar que fluya... Si empieza a cantar 'soooy una zorraaa de postaaal', haré como si nada y que sea lo que Dios quiera», fue la conclusión de mi amigo con su hija de 11 años. Iba yo ensimismado con el móvil leyendo la conversación mientras acompañaba al colegio a mi hijo. Un año mayor. Al pasar por otro centro, cinco palabras me sacaron de la pantalla. «¡Hola zorra! ¿Cómo estás, zorrita?». Un par de niñas se saludaban de manera divertida al llegar a clase de vuelta de comer. Con el estribillo de moda como cantinela. Y yo me puse a pensar. Eurovisión es un programa eminentemente familiar. En no pocas casas, todos los integrantes del hogar, pequeños y mayores, se juntan frente a la pantalla a ver la sucesión de canciones. Hacen porras, tienen sus favoritas, corean a sus preferidos y vibran con la soporífera ronda de votaciones. Mi amigo, antes de decidir 'fluir', trataba por todos los medios de que su hija no escuchara 'Zorra'. Seguramente barajara intentar sustituir el programa por una noche en el cine. Hasta que optó, qué remedio, por fluir. Yo no estoy en contra del mensaje de 'Zorra'. Al contrario. Mal por quienes carguen contra una mujer por salir a divertirse hasta la hora que quiera, se acueste con quien le apetezca y ponga en duda que los éxitos de su vida se deban única y exclusivamente a sus méritos. Así que, aunque un tanto hortera en la forma (el envoltorio es lo que atrae, el poder del escándalo), bien por la moraleja de 'Nebulossa'. Pero otra vez a poner a los más pequeños en el foco. Porque, por mucho que sea injusto que zorro tenga una concepción positiva y zorra, una negativa, el significado mayoritario actual, es el que es. El que se equipara con «prostituta», como recoge la RAE. Aunque la Academia también incluye como «persona muy taimada, astuta y solapada» la acepción que el acervo popular dedica al masculino. Zorra es el insulto más usado en los delitos de violencia doméstica. Aparece en 15.000 sentencias como intimidatorio y vejatorio hacia la mujer. Así que, contemplar como las niñas empiezan ya a llamarse «zorras» y piensan apenas con una década de vida en adoptar unas costumbres mucho más adultas, pues a uno le hace dudar. Bien por 'Nebulossa'. Mal por la elección para Eurovisión. Vale que no puede haber mejor altavoz mediático para acabar con los machismos. Pero otra vez los niños acaban atropellados. Otra vez estamos con la puñetera manía de convertir en adultos a quienes son pequeños. En apretarles para que crezcan en lugar de dejarles que jueguen y sean inocentes. Y cada vez más niñas quedan atrapadas por la 'cosmeticorexia', la adicción por el maquillaje. Los chavales cada vez hablan antes de sexo cuando deberían estar charlando de cómics o de juegos inocentes. Yo, una vez más, prefiero los tiempos pasados: aquellos en los que a los niños se les reconocía por llevar las rodillas desolladas de jugar en la calle.

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