Yo soy de los que la vuelta al cole la hacía con los anuncios de El Corte Inglés, forraba concienzudamente los libros con rollo de plástico e intentaba estrenar zapatillas deportivas en el primer día de clase. Esto último casi nunca ocurría, pero aquello de ... estrenar zapas nuevas era un momentazo del que no te salvabas sin que todos tus compañeros te las pisaran, máxime si eran blancas.
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Año 2024, esta semana, por fin, miles de alumnos y profesores inician un nuevo curso con algunas novedades interesantes, pero manteniendo en el fondo la misma ilusión de los más peques. Los tiempos avanzan, evoluciona la tecnología y la forma de comunicarnos, que nada tiene que ver con otras décadas pretéritas.
Pero las voces de los niños entrando en su primer día de colegio me parece uno de los testimonios más simpáticos y conmovedores de todo el año. Los de este lunes pasado son los mismos testimonios que escuchábamos hace cuatro décadas. La diferencia de ahora es que todos llevamos un terminal digital y estamos más esclavizados pendientes de la pantalla del teléfono móvil.
Una de las novedades, aunque se puso en marcha a finales del curso pasado, es la del uso del móvil en los centros educativos, y me parece una gran decisión, la de no permitir su uso hasta los cursos de bachiller.
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Está comprobado con estudios científicos que la adaptación a la desconexión se produce en cuestión de poco tiempo y que sin la atención continua al móvil, la persona cambia significativamente su conducta: mejoran las relaciones sociales, se gana tiempo, la productividad aumenta, se disfruta del momento, hay una mejora en el descanso e incluso hasta cambia la postura corporal.
También hay cosas mejorables que continúan igual o peor que en los años 80, décadas en las que en muchos colegios todavía se impartía la asignatura de francés, ya que la elección del idioma era la de francés o la de inglés. Actualmente, el idioma extranjero que predomina, lógicamente, es el inglés, aunque no con la intensidad suficiente para que un alumno que sale de la ESO domine perfectamente un idioma que es el que le abrirá las puertas del mercado laboral. La realidad de hoy es que para ser bilingüe hay que pasar por la escuela privada. Estamos todos de acuerdo en que la educación debe avanzar con la sociedad y no es de recibo que dentro de un mercado global como en el que vivimos, nos comunicamos y trabajamos, no haya todavía una solución clara dentro del sistema público como en otros países, en los que aprender dos o tres idiomas es una obligación.
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