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Es urgente un chute de que en esta pesadilla nos salga algo bien porque solo nos rodea muerte y destrucción. Ojalá que a lo largo de los días salgan historias humanas con un desenlace feliz, lejos del panorama apocalíptico que vivimos.
La historia nos ha ... mostrado con fechas señaladas que en el plazo aproximado de 40 años, la provincia de Valencia es azotada y castigada por un desastre natural incontrolable. Es una tormenta perfecta en la que confluyen varios aspectos atmosféricos que cuando se alinean, estalla la madre de todas las tormentas. Sucedió en 1982 con la pantanada de Tous y anteriormente con la gran riada de Valencia de 1957. Es posible que la DANA del 24 la recordemos como la noche interminable.
Muchos se preguntan qué hubiera sucedido ayer sin la gran obra de desviación del cauce del Turia, porque es muy probable que la ciudad de Valencia hoy estuviera sumergida. La peor parte se la han llevado las poblaciones que están al sur del nuevo cauce, obra que ha supuesto la salvación para unos y la mala fortuna para otros.
No disponemos a día de hoy la terrible cifra final de víctimas mortales y se suma que aparece la peor cara del ser humano en situaciones caóticas como la actual, con la creación de noticias falsas que no buscan otro objetivo que provocado más caos aún si cabe. Se ha llegado a difundir que se cortaba el suministro de agua, provocando el desabastecimiento en los supermercados o el bulo sobre una posible rotura del embalse de Forata instando a la gente que subiera a pisos altos porque venía otra riada. Fakes que han funcionado.
Esto podría estar catalogado dentro del apartado de gente desalmada (por ser suaves) que no tiene más objetivo en la vida que reírse de la desgracia humana. No contentos con la cadena de malas noticias, tenemos que presenciar atónitos a un buen número de personas que saquean supermercados y comercios en busca de comida y de lo que sea que puedan robar. No estamos en guerra ni pasamos hambre, esta nueva riada origina una situación de shock general en la que la ayuda y la solidaridad debieran primar para salir de esta situación.
Maleantes y malnacidos hay en todas partes, incluso en catástrofes como la nuestra, donde descubrimos la peor versión del ser humano.
No hemos tocado fondo y queda mucho trabajo pendiente para todos, autoridades incluidas. El temor de las cifras sobrevuela nuestras cabezas, por eso, aunque solo sea para cargar las baterías, tenemos la necesidad de buenas noticias, de saber que algo sale bien y que el final a veces es feliz.
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