Urgente Un incendio en un bingo desata la alarma en el centro de Valencia

Es tan impresionante y surrealista que resultaba imposible dejar pasar alguna breve reflexión sobre el susto de la segunda carta. Y me refiero a 'susto' porque quien más o quien menos se ha asombrado con el anuncio de la segunda entrega epistolar del presidente Sánchez. ... Soy de los que dio un bote en el sofá mientras disfrutaba emocionado con el encuentro de Roland Garros entre Carlitos Alcaraz y Stéfanos Tsitsipás, porque me saltó una de esas alertas que uno se configura en el móvil para que salte solo en caso de «noticia grave». Leo el titular que dice 'Nueva carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía', me descoloco, aparto a Alcaraz y clico en la noticia para averiguar la primera gran duda que me asalta: ¿Se habrá ido otra vez a reflexionar?

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Sigo leyendo y deja claro que esta vez no tiene tanta jeta para desaparecer unos días y no será porque no se lo haya planteado, sino porque le habrán dicho que en una cuela, pero en dos, complicado.

Alcaraz saca su derecha lanzamisiles, no se despeina, es más, ni tan siquiera suda. Tsitsipás se desespera, sabedor de que no tiene muchas opciones de superar a su rival. El griego juega el partido y al mismo tiempo habla con su padre, es como un culebrón deportivo-familiar. Sánchez atraviesa una situación similar, sabedor de que no tiene más salida que la de indignarse para hacer frente a otra de sus derivas, en este caso personal: se le ha juntado la velocidad y el tocino con los hechos presuntamente delictivos de su mujer. Palabras mayores, cuidado, un juez la llama a declarar presencialmente en calidad de investigada el día 5 de julio.

La segunda carta de Sánchez es la única salida indigna que le quedaba ante la grave acusación a su pareja

Toca dar explicaciones, o mejor no. Al más puro estilo de «agárrame el cubata», ni corto, ni perezoso, Sánchez con papel y boli en mano, redactó la segunda epístola a la ciudadanía arremetiendo contra el juez, PP y Vox, lejos de dar cualquier tipo de explicación sobre el asunto que nos ocupa.

La segunda carta de Sánchez es la única salida indigna que le quedaba ante la grave acusación a su pareja, Begoña Gómez. Un caballero recoge velas y sale a la palestra ante los medios para explicar y defender las acusaciones.

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Hay dos claves que llaman la atención con la segunda carta. Una es que ya algunos medios de comunicación importantes afines al gobierno admiten y/o dejan entrever que la maniobra de la carta no tiene mucha credibilidad. La otra es que la ciudadanía le ha «pillado la matrícula» a Sánchez y no se sobresalta con este segundo capítulo epistolar, más propio de un circo que de un presidente del Gobierno de España.

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