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A tope

De casa se sale llorado y educado

Miércoles, 3 de abril 2024, 23:05

Hace bastante tiempo, posiblemente años, tomé una decisión bastante contraria a lo que la mayoría de la sociedad de nuestro siglo practica. El mero hecho de publicar y comentarla en un medio de comunicación como este, es ir a contracorriente con las consecuencias que ello ... conlleva. Pero los hechos que protagonizan la actualidad de los últimos días y semanas me confirman el acierto de aquella decisión, que no es otra que pasar del fútbol olímpicamente. Vaya por delante que amo el deporte profundamente, me gusta el basket, la F1, las motos, el balonmano y hasta los saltos de esquí del día de año nuevo, pero no hay que graduarse para comprobar que el fútbol es impulsivo, genera emociones y entre muchas de ellas aflora constantemente el peor reflejo de esta sociedad. Gran parte del problema se genera en el propio césped con la actitud de jugadores y entrenadores, que siguen intentando engañarse en un juego en el que hay cámaras capaces de mostrar al detalle la perfección de su depilación y, sin embargo, no se dan cuenta de que con cada falta cometida, la repetición del visionado destapa la mentira y la teatralidad que hay en su juego. En el fútbol no hay honor, ni lealtad, no hay respeto, ni honradez, ni integridad, como puedan verse en otros deportes mucho más duros como el rugby.

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