Ciudades como Valencia, Alicante o Castellón no se pueden comparar a nivel de seguridad con otras como México donde la media de homicidios ronda la increíble cifra de entre 75 y 100 cada día, pero los datos que publica el Ministerio del Interior y la ... sensación que trasladan los cuerpos de seguridad, dan para analizar qué es lo que está ocurriendo en nuestras ciudades.

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De enero a junio han subido en Valencia un 200% los homicidios y asesinatos consumados. También suben las agresiones sexuales con penetración, los robos con fuerza en domicilios o el tráfico de drogas. Tampoco es que estemos a la misma altura que por ejemplo la ciudad de Barcelona, donde hace años se dio la bienvenida y mano libre a todo tipo de maleantes y delincuentes indocumentados. Ciudad que, por cierto, mucha gente entre los que me encuentro, no ha vuelto a visitar por motivos como el de los episodios de vandalismo y terrorismo callejero que sufren diariamente. Tampoco cabe mucha esperanza cuando el bienestar de los catalanes depende de los Mossos, los mismos incapaces de apresar a un Puigdemont que se paseó por pleno centro de la capital Condal.

No todos cuentan con la amistad de un policía y doy fe de que lo están pasando realmente mal. No solo porque certifican que el nivel de violencia y delincuencia va en aumento, además hay que sumar el desamparo tanto personal como jurídico al que se ven sometidos.

Es cierto, esto no es México, pero tenemos un problema grave de seguridad que va en aumento

Hay un hecho incontestable que podemos comprobar a través de los medios de comunicación al ver cómo cada día entran centenares de personas a nuestro país. Al cabo del año son decenas de miles sobre las que no se tiene control alguno y que, por lógica, un porcentaje de lo que llega lo componen personas 'non gratas'. Es decir que lo mejor y peor de cada casa entra a jugar en nuestras calles.

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Y la policía lo sabe, la local, la nacional y todas las unidades especiales que se dedican a proteger al ciudadano. Podríamos hablar de la falta de chalecos, del estado de las armas o la falta de balas en muchos casos. Suena a chiste de Gila cuando preguntaba al enemigo a qué hora iba a atacar, pero es así.

Cada vez que las fuerzas del orden deben actuar, lo hacen en muchos casos con la inseguridad de no saber si, en caso de que suceda algo grave, la ley les va a proteger o, por el contrario, va a favorecer al presunto delincuente.

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Es cierto, esto no es México, pero tenemos un problema grave de seguridad que va en aumento. Lo dicen los profesionales que arriesgan su vida y ya se deja notar en las calles. Y sin seguridad no hay bienestar.

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