No he visto ni un minuto del sonado nuevo programa de Broncano ni sigo 'El Hormiguero' de Pablo Motos, aunque sí leo las críticas y el revuelo que se ha armado. Habrá oído que el fichaje de La 1 ha sido millonario y ha levantado ... unas cuantas ampollas por aquí, por allá y que la guerra de audiencias se ha desatado con buenas cifras del recién estreno de 'La Revuelta'. ¿Nunca ha escuchado alguna vez ese dicho que dice que «toda escoba nueva barre bien»? No hay más certeza que ésa y es cuestión de tiempo, no mucho, que la novedad del producto se desinfle y la curiosidad por lo nuevo lleve a Broncano al sitio.

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En su etapa de Movistar hacía un programa dirigido a un público muy concreto, un nicho de mercado bastante acotado por el carácter del programa en sí. Pensar que Broncano pueda tener éxito masivamente es como pretender que 'Ojete calor' (grupo musical) llene estadios por sí solos. 'El Hormiguero', por contra, es un programa transversal, blanco, que lo mismo lo puede ver un niño de 10 años que una abuela de 80. Por algo lleva casi 20 años en antena.

Lo cierto es que sea la polémica de Broncano o la intención de amordazar a la prensa, la estrategia de mantenernos entretenidos con el truco del «más difícil todavía», funciona. Y hablo del gobierno de España.

Hay mucha gente que ha llegado a tal nivel de pasotismo ante los conejos de chistera de Sánchez, que lo único que preocupa es la falta de una clara alternativa para que el rumbo cambie antes de que no haya vuelta atrás.

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Si escucha o lee varios medios de comunicación, podrá apercibir el lector que la situación del país es insostenible e insegura, que la política del Gobierno es patada 'palante'. Lo más grave de todo es que no hay una alternativa clara que trabaje para tomar el relevo.

La opción del actual jefe de la oposición está dejando bastante que desear, sin un liderazgo claro y contundente. Núñez Feijóo pudo haber sido un buen número uno como presidente de su Comunidad en Galicia, pero no está dando la talla como jefe de la oposición, con una alternativa clara a un gobierno que se asemeja al camarote de los hermanos Marx.

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Ahora nos vienen con el intento de regeneración democrática y la milonga para controlar a los medios de comunicación, que no va a ninguna parte, pero provoca tensión y más polarización. Cuando se le acabe la mecha, encenderá otra y sacará otro conejo de su chistera. Reflexión: si Sánchez ha puesto en la diana a Ayuso para acabar con ella, es porque sabe que a futuro es la alternativa que realmente puede acabar con él.

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