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Ya saben la importancia de vender el producto, aunque sea el mismo. Pagamos cinco euros por un café en una conocida cadena internacional y euro y medio por el mismo café en el bareto de Anacleto. La diferencia del más caro es que lo sirven ... en un vaso desechable, superchulo, palito de madera con tu nombre en el recipiente mientras esperas a que lo sirvan, decidiendo si caes en la tentación de comerte una cookie (galleta) o una muffin (magdalena de toda la vida de Dios). Ese servicio y ese entorno consiguen que creamos que el valor del producto sea tres veces mayor que el mismo que ofrecen en el bareto de Anacleto.

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