Manos a la obra, pero ya

Me decía Fernando Cos Gallón, director del Observatorio de la Vivienda de la UPV, que la dificultad para conseguir cualquier tipo de vivienda está provocando que gente que viene de otros países en guerra o en situación de vulnerabilidad puedan estar encontrando unas condiciones aceptables en los alrededores de la ciudad de Valencia, porque siempre serán mejores que las del lugar del que proceden.

Hoy, podemos ver tiendas de campaña en pleno centro del antiguo cauce, a la altura del túnel de Blanquerías, con unos aseos públicos a escasos metros y a coste cero, frente a los 5.000 euros el metro en Ciutat Vella, muy cerca de este mismo lugar.

El precio de compra y alquiler de la vivienda se ha disparado a unos niveles que impiden a la mayoría de ciudadanos el acceso a una casa digna.

¿Es la vivienda para uso turístico el único problema? Más que un problema, resulta una solución para muchos propietarios que sufren la inseguridad jurídica con los alquileres de larga duración. Se te meten unos 'inquiokupas' y las leyes actuales no ofrecen ninguna seguridad al propietario que encuentra en el alquiler vacacional un modelo de negocio rentable y muchísimo más seguro.

Se le suma la falta de viviendas y desde el Observatorio nos pasan las cifras sobre el supuesto de que si los costes para una vivienda protegida pueden rondar los 1.870 euros el metro y en Valencia por ejemplo, se está vendiendo la obra nueva a 3.500 euros el metro, la diferencia es salvaje. Los costes de construcción por la situación actual, más el tema de los aranceles son tan altos que no es rentable hacer una vivienda. El sector público no puede asumir la construcción de 600.000 viviendas al año en España porque nos descapitalizaríamos.

¿Qué solución aportan los expertos? Hacer vivienda protegida pero que la pueda hacer el sector privado. Con una ley adecuada y con la colaboración de la empresa privada, estiman que en Valencia, si salieran del orden de 1.000 ó 2.000 viviendas, el precio caería un 20%. Pero ojo, porque cuesta unos dos años hacer una vivienda.

Estaría bien que nuestros políticos escucharan a los expertos de este grave problema y salieran del barro permanente al que nos tienen acostumbrados. Pónganse manos a la obra, por favor.