Mazón a examen

Tomar decisiones en caliente nunca ha sido aconsejable, excepto para aquellos que tienen intereses favorables en ello. No se trata de un asunto menor cuando de por medio hay víctimas mortales y personas que todavía siguen sin localizar. Para Mazón, mañana viernes será un día clave en la comparecencia que tendrá lugar en Les Corts, si es que el tiempo da tregua. La intuición y el sentido común indican que debiera realizar cambios en su gobierno. Algunos de sus consellers han protagonizado episodios en los que no han estado a la altura que exige el cargo.

Lo de rodearse de un buen equipo es primordial para el buen funcionamiento de una empresa y aunque esto también se debiera aplicar en la política, en raras ocasiones se cumplen los mínimos exigidos para el perfil. Como primera medida sería lo correcto y pasa por sacar el barro que impide engranar el gobierno de Mazón.

En cuanto a la petición de la dimisión, no seré yo quien defienda al president, porque responsabilidades en este desastre las han tenido todos. No olvidemos la terrorífica gestión de la pandemia y todavía a día de hoy seguimos con Sánchez en la Moncloa. El mismo que dijo que si Valencia necesitaba ayuda con la DANA, que la pidiera.

Mazón habrá cometido errores, veremos cuáles, pero si debe dimitir por ello, ¿qué es lo que no debieran hacer otros?

Esto acaba en el «rifi-rafe» entre unos y otros, cosa que no ayuda nada a los que se han quedado sin nada y tampoco al resto de españoles que vemos cómo se reduce todo a una nueva y cansina guerra de trincheras.

¿Ha escuchado alguna vez «con estos bueyes hay que arar»? Pues es lo que hay, así que únicamente esperemos que agilicen las ayudas para poner en marcha todo el tejido industrial y volver a recuperar todo lo que se ha perdido. Y cuando hablemos de dimisiones para todos, jugaremos ese partido, mientras tanto y como dice Sánchez, hay que respetar el resultado de las urnas. Prefiero a un Mazón herido, pero responsable, que haya aprendido de esta grave situación para mejorar y que no se vuelva a repetir. El «know-how» de una empresa hay que pagarlo, en política también.