La moto que le vendió Sánchez a Pablo

La tele apagada aporta más paz y conocimiento que encendida, pero de repente me entra un whatsapp a las 22:00 horas de mi buen amigo y compañero Vicente Ordaz, alertándome de la entrevista en cuestión. Tenemos un grupete de analógicos reconvertidos en digitales, en el que nos avisamos de estas cosas informativas a sabiendas de que no estaremos frente al televisor. Enchufo y, efectivamente, me sale un Pedro Sánchez jovial con camisa vaquera, pulsera LGTBI, guapo y con seguridad en sí mismo. Afirma que va a ganar las elecciones, que no ha mentido nunca (él solo rectifica), que la ultraderecha es el coco y que él es un fenómeno.

Es verdad que Motos interrumpió en ocasiones a Sánchez para intentar imponer su ritmo en la entrevista y ciertamente fueron momentos muy interesantes, porque no vemos nunca a Sánchez interlocutar con un mortal.

Por lo demás nada, porque Sánchez respondía lo que le daba la gana colocando el mensaje que llevaba preparado sin relación a ninguna de las preguntas que le formulaba el presentador.

A Pablo Motos se le fue por todas partes, lo mareó y llevó las riendas de una cita que podía haber dado mucho de sí. Cada afirmación de Sánchez era una mentira rebatible que no supo aprovechar Pablo Motos.

Pero el tipo cae bien, es guapete, sonríe y encaja cualquier pregunta incómoda con cualquier respuesta inventada.

El PSOE de Sánchez dice tener legitimidad para pactar con la ultraizquierda como Podemos o Bildu y el PP de Feijóo no lo puede hacer con Vox porque es un retroceso fascista de 20 años de logros progresistas. En mi tierra tengo muy claro que el PP de Mazón ha pactado con Vox y que un ex-matador de toros, Vicente Barrera, será vicepresidente de la Generalitat. ¿Cuál es el delito? Lo que tengamos que ver, vendrá. Por ahora la historia nos demuestra que con quienes ha pactado Sánchez son ex-matadores, pero de personas. No se líen.