Padres educados, hijos responsables

Ese mismo día se disputaba el encuentro entre la Real Sociedad y el Real Madrid en el estadio de Anoeta. Preparo tortilla de patatas con cebolla, ensalada de lechuga con tomate y cerveza bien fría para disfrutar del fútbol. Pasan los minutos y el todo poderoso Real Madrid no puede con el equipo txuri-urdin, acabando de los nervios con protestas hacia el colegiado por todas sus decisiones. Al árbitro, la máxima autoridad en el terreno de juego, le chillan, se encaran, arremeten contra él, le empujan, en definitiva lo degradan y lo que es peor, frente a cientos de miles de espectadores entre los que se encuentran niños que adoran a estos protagonistas que no respetan la autoridad. Son jugadores que pertenecen a una élite deportiva física, que en su mayoría nadan mentalmente en el encefalograma plano y que son ídolos de chavales que aspiran a ser en un futuro como ellos. Por lo pronto, lo de no respetar a la autoridad lo van poniendo en práctica viendo cómo sus iconos lo practican con total normalidad.

Paseo por las calles de Valencia y tres cuartos de lo mismo. Sin ley, ni orden. Valencia huele a estercolero y a orines, está sucia y pegajosa. Algo de responsabilidad tendrá la correspondiente concejalía del Ayuntamiento y no valen los argumentos de que no llueve hace tiempo.

Mear por las esquinas o no recoger los excrementos caninos va en la educación de cada uno, la que recibimos en casa. Podremos pedir responsabilidades a los políticos por no hacer correctamente su trabajo o a los colegios y administraciones públicas por no saber afrontar los casos de maltrato y vejación. Pero es innegable que en última estancia son responsables quienes cometen estos actos y los padres o tutores de las criaturas. La educación y los valores parecen reñidos con el uso de internet y el afán de lo inmediato. Considero que dejar ver a un niño de corta edad un partido de fútbol no es lo más responsable para formar a una persona con valores. Ese niño estará más cerca de acosar a un compañero de clase y de mearse en un edificio público que de empatizar con gente necesitada y obrar en consecuencia. Volvemos a lo de siempre, la educación, esa que falta en muchos padres para con sus hijos.