País de ignorantes

La experiencia de este mes de agosto ha sido tristemente esclarecedora para confirmar que estamos muy enfermos. Me obligo desde el primer día de vacaciones a no abrir ninguna aplicación informativa del dispositivo móvil. Por supuesto la televisión ni verla, excepto alguna serie recomendada de Netflix. La intención es disfrutar de unos días aislados de posibles presidentes de gobierno, 'Puigdemones' y otras hierbas, aunque siempre se cuelan informaciones de actualidad que destacan sobre los cansinos reportajes de olas de calor.

No recuerdo siquiera el día, me llega de rebote lo de Rubiales, Hermoso y el pico. Como noticia curiosa en mitad del desierto informativo, tenía su aquel. Me voy al supermercado, necesito 'material' para hacer una barbacoa para los amigos: algo de carne, verdurita para rebajar, cervezas, patatas fritas…Me acerco al pasillo de los aceites y no había ninguna botella de oliva que no bajara de los 8€, en una gran superficie, que no estaba en una tienda gourmet. Primer 'cebollazo'que me llevo, por no comentar los precios intocables del pescado y otros productos. Muchas de las botellas de aceite de oliva iban con sistema de seguridad, de hecho había botellas de ginebra más baratas que las de aceite de oliva.

Mi 'cebollazo' sigue en aumento viendo el recorrido que alcanza lo del pico de Rubiales y Jenni Hermoso, hasta con un ministro saliendo a la palestra. Al pobre Iceta, experto en el baile de la croqueta y desconocedor absoluto del deporte, le tiran a los leones para politizar el pico en cuestión. Es un argumento fantástico para desviar la atención, una vez más, de lo que realmente importa con los ingredientes perfectos para hacerlo: una chica a la que le roban un beso y un macarra al que mucha gente le tiene ganas. Se abre el telón.

Mientras, el prófugo Puigdemont afila cuchillos y recibe en Bruselas a una representante del gobierno de Sánchez para compartir unas pizzas, quieren creer algunos, para condicionar la continuidad de Sánchez a ojos de todos y sin ningún tipo de vergüenza, queremos creer la mayoría.

El pico, beso o morreo interesa alargarlo como sea porque tapa toda huella del crimen. Seguimos engañados como pardillos, con cara de tontos, otro verano más mientras cuentan billetes en un país plagado de paletos.