Qué bueno que Sánchez rebaje el IVA de los alimentos y ofrezca transporte gratis a los jóvenes y a las personas desempleadas. Todo son ventajas y facilidades para seguir dependiendo de la mano que te da de comer. ¿Sabía que no hay que ser muy ... espabilado para recibir una prestación de 480€ gestionada por el Servicio Público de Empleo Estatal? Seas una persona sin trabajo mayor de 52 años o sin ningún tipo de ingreso, algo siempre cae. El problema es que cae para todos y no solo para quienes realmente lo necesitan, de esta forma, la red clientelar afín al gobierno se asegura un voto cautivo gracias a las subvenciones que se sacan de la manga.
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Esta es una práctica muy habitual y culpable de, por ejemplo, la dificultad de encontrar personal para un puesto de trabajo. Las cuentas son fáciles si contamos con casi 500 euritos del gobierno, más lo que uno pueda hacer en el ámbito de la economía sumergida, puede superar limpiamente cualquier sueldo en 'A' que nos puedan ofrecer. Sin horarios fijos y sin tributar un euro a hacienda. ¿Quién quiere trabajar pudiendo holgazanear? Si nos bajan el coste de los alimentos y además los nuevos votantes que ejercerán su derecho en las próximas elecciones ven cómo pueden viajar de gratis con Sánchez, ¡Viva Sánchez!
Para el resto de cotizantes, sean por cuenta propia o ajena, turno para pagar impuestos y a cotizar con sueldos que ni mucho menos dan como para llevar un ritmo de ciudadano medio, vista la subida de costes de la vida. Salirse del rebaño penaliza, manifestarse polariza, el esfuerzo no se pone en valor y en lo que realmente se ha convertido esta sociedad es en un pozo de ignorancia y conformismo.
El mensaje del odio y del enfrentamiento ha calado, han dado frutos las políticas populistas implementadas hace años y ahora tenemos una sociedad que transige y traga con todo.
Si, yo soy un (bobo) de ésos que no recibe ni un euro del gobierno y que cada mes aporta a la caja del Estado lo que Hacienda dice que debo aportar. No quiero viajar gratis, ni quiero subvenciones, ni prebendas que no pueda pagarme con el esfuerzo de mi trabajo porque ello garantiza mi libertad. No me debo a nadie y por eso voy sin venda en los ojos. Muchos somos de la generación de la lectura, de la lucha por los objetivos, del esfuerzo, de la curiosidad o la cultura y no somos nada fáciles de engañar a primera vista. Cuando tantos sectores y tan diferentes alzan la voz de alarma, algo no va bien. Hace falta mucho más que una paguita o un bonobús para hacernos creer que esta investidura es normal.
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