Sigo con atención a través de las redes sociales y desde hace algunos años, algunas de las apariciones televisivas del que ya seguro será nuevo presidente de Argentina a partir del 10 de diciembre, el mismo que ha derrotado al peronismo en una disputadísima lucha ... electoral: Javier Milei. En menos de tres años ha conseguido crear un partido político y apartar del mapa a los peronistas, sin duda el movimiento más popular de Argentina. Este intervalo de tiempo no ha pasado inadvertido, salpicado de «ortos» y «conchas de su madre» a lo largo de sus intervenciones en programas de radio y televisión. Algunas realmente divertidas, créame, otras menos acertadas pero en el fondo muy efectivas porque ha sabido entender y conectar con el pueblo que le ha votado. Al igual que el ucraniano Zelenski, inmerso hace meses en una guerra cruel de su país contra Rusia, ambos vienen del mundo de la televisión, sin bagaje, ni experiencia política que pueda medianamente avalar la seguridad de dirigir a buen puerto a un país, en este caso Argentina, la tercera potencia económica de América Latina. El actor Zelenski ha pasado de hacer risas en programas de televisión a vestir de militar y liderar a su país contra la «todo poderosa» Rusia. Y a Milei lo hemos visto desencajado y vehemente en el ataque a todos los dirigentes de su país. Harto de la clase política, ha arremetido sin piedad ante un pueblo cansado de promesas incumplidas y engaños que les ha llevado a ser un país con un 43% de pobreza y un 143% de inflación. A los argentinos les ha costado pero han dado un giro de 180 grados que nadie sabe cómo va a resultar. Hay algo muy cierto y es que el hartazgo y la desconexión con los políticos y sus 'movidas' han propiciado que el 'Peluca' Milei asuma la presidencia.
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No veo mucha diferencia de Argentina con el camino que lleva España a base de «patada palante» y que sea lo que Dios (Sánchez) quiera. Mientras Sánchez alinea un equipo de gobierno con 22 ministros (el equivalente a dos equipos de fútbol) el nuevo presidente de Argentina se propone hacer justo lo contrario, adelgazando la estructura del Estado e incluso con el objetivo de cerrar el Banco Central. Sin duda, una vez en el poder, Milei deberá bajar el tono y moderar el discurso pero no es menos cierto que es un buen ejemplo de lo que puede llegar a suceder en un país cuando se sobrepasan las líneas rojas reiteradamente: más políticos, más mentiras, más 'mangarrufas', más sueldos para unos pocos, mayor pobreza para la mayoría... ¿le suena de algo todo esto?
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