El porno, una cuestión de tiempo

Hemos criado a una generación de 'empanados' digitales cuya responsabilidad recae únicamente en nosotros, los padres, que regalamos un móvil al nene en su primera comunión. Y si no, tras el esfuerzo de los padres para retrasar este momento, es cuestión de tiempo que ese niño se convierta en el rarito de la clase por ser el único que no tenga el aparatito de comunicación.

El gobierno de Carlos Mazón ha tomado cartas en un asunto con mucha más trascendencia de la que aparenta. Se trata de uno de los grandes rompecabezas para los padres de esta generación. Un problemón infantil conocido por todos, pero del que nadie hablaba, ni había solucionado, hasta hoy.

Siguiente parada: el porno. No es casualidad que el inicio del consumo del porno se produzca a la edad de 8 años con el peligro de normalizar y banalizar la violencia contra las mujeres. Otro dilema sobre la mesa que afecta a toda la juventud y que se nos mete vía internet hasta la habitación de nuestros hijos. Gratis, sin restricciones, con todas las variantes del sexo imaginables y dando pie a falsos constructos de las relaciones afectivas entre hombre y mujer.

La nueva forma de prostitución está ahora en las redes. Su consumo, como el de la pornografía, ha aumentado desde el Covid. Hoy cualquier jovencita crea su cuenta en Onlyfans, una extensión del negocio del sexo en el que incluso aparecen famosas alardeando de su nivel de ingresos. La realidad es que el 97% son mujeres, el usuario mayoritario es un varón de entre 22 y 44 años y un informe reciente arroja que España es el quinto país del mundo con más creadoras de contenido en este canal. Son niñas, adolescentes que se meten inocentemente en esta plataforma y en realidad forman parte de una estructura de pornografía y prostitución.

Hemos pasado de la portada del Interviú de los años 80 al servicio ilimitado, gratuito y sin control de material pornográfico al alcance de cualquiera.

Es una asignatura pendiente muy preocupante y que afecta a nuestros hijos, a todos. No será tan incrédulo de creer que a su hijo no le llegará ¿verdad? Solo es cuestión de saber cuándo.