Valencia, a por todas

Al inicio decía que no nos creemos aún capaces y competitivos para subir un peldaño más y jugar en la liga de las grandes capitales. El dato publicado ayer sobre el impacto económico del período de las Fallas de Valencia dice mucho de la personalidad de los valencianos. Somos capaces de generar 6.500 puestos de trabajo con un impacto de 733 millones en ventas en la que es sin duda la fiesta popular más importante de España. Hay que ser muy bueno para meter en una ciudad de 800.000 habitantes, más de un millón de visitantes. Pues somos buenos, muy buenos y es necesario empezar a creer en un futuro que deben gestionar los nuevos equipos de gobierno, tanto en el municipal con Catalá como en el autonómico con Mazón. Ambos gobiernos son la antítesis del esperpento al que asistimos con el caso de Ábalos, Koldo y compañía, que a todas luces parece que se puede llevar a Sánchez por delante, al tiempo.

Sus socios de gobierno no ayudan (nunca lo hicieron), contando con una Yolanda Díaz que no le viene bien que salgamos a cenar tarde o que en una rueda de prensa dice estar a favor de la amnistía para aprobar los presupuestos y en la siguiente dice lo contrario.

Tenemos todo a favor para remar en río revuelto. Carlos Mazón, president de la Generalitat ha configurado un equipo de trabajo aparentemente muy competitivo y con una clara hoja de ruta, mientras que María José Catalá, alcaldesa de Valencia, parece con más dificultades para cohesionar a sus nuevos socios de Vox en el gobierno. Nada preocupante por ahora porque era imposible hacerlo peor que Ribó, pero empieza a dar la sensación de que tripulan mejor la nave autonómica que la local.