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Qué maravilla poder volver a plantar una columna por estos lares, que no son otros que los de la opinión y la buena información. Con la esperanza de que haya podido descansar algunos días, retomamos esta bendita rutina de cada semana y la de cada ... día, que ya nos hacía falta. Unos más que a otros, lo digo por los que tenemos chavalada en edad escolar y el lunes próximo se nos saltarán las lágrimas de emoción al verlos marchar hacia su centro de estudios.
Por lo demás, el verano bien. Viene bien hacer una pequeña recapitulación de los momentos más destacables de este mes de agosto, a modo de recuerdo de lo que fueron las vacaciones. Veamos, tema calor como siempre, pasaditos de temperatura, pero nada que no proceda en esta época del año. Eso sí, nos hemos salvado de aquellos grandes incendios a los que estábamos acostumbrados cada vez que soplaba un poniente con 40 grados.
De lo que se sale un poco del guión me gustaría destacar dos temas que seguro comparte conmigo.
El primero es la aparición estelar de Puigdemont sobre un escenario en mitad de Barcelona sin que fuera detenido. Fue inevitable ver por cualquier red social los videos que relataban en tiempo real los hechos del personaje en cuestión, pero como era tan inverosímil la patochada, uno podía pensar que era un 'fake'. Pero no, resultó ser real. Me recordaba a la T.I.A.¿Recuerdan? Los Técnicos de Investigación Aeroterráquea, la agencia en la que trabajaban Mortadelo y Filemón. Ya les digo que, tan increíble que parecía una historieta animada más del gran Francisco Ibáñez.
Y el otro asunto que se ha viralizado más allá de nuestras fronteras es el de la piña en el Mercadona y las miles de variantes de ligar a partir de las 19 horas en el supermercado en cuestión. ¿No cree que estamos muy tontos al darle cuerda o es que hay mucha gente desfaenada y aburrida para seguir el juego de los carritos de la compra?
Mientras, siguen carteles de ofertas de trabajo en escaparates en un país con cientos de miles de parados, muchos de ellos conformes con la paga asignada por el gobierno, que junto con alguna chapucilla esporádica sacan el mes cómodamente.
Por lo demás, sigue Cataluña como foco de atención poniendo en jaque permanente a un presidente que acaba de anunciar que va a «elevar la fiscalidad a los que tengan en el banco dinero suficiente para vivir 100 vidas». Y yo me pregunto: ¿A cuánto asciende el coste de una vida? Porque claro, parece que hay que repartir la pasta de los que curran y la ganan entre los que se quedan en casa y la esperan.
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