El código ISO

El partido Vox se ha hecho en la Comunidad Valenciana con el control de una vicepresidencia y de tres consejerías del futuro Consell: las de Agricultura, la de Justicia e Interior y la de Cultura; ésta última será desgajada de la de Educación. Además, ostenta ya la presidencia de las Cortes valencianas. La formación conservadora aspiraba a hacerse con el mando de las competencias en materia de Educación para garantizar los cambios reales que terminen con el adoctrinamiento catalanista de las generaciones futuras. Y esto porque el PPCV acumula demasiados antecedentes de pasteleo con el sucursalismo como para confiar en que esta vez sí que sí habrá un giro drástico en las políticas lingüísticas y culturales. Al final, los populares no han cedido y mantendrán la titularidad de esa consejería crítica. Bien es cierto que con Vox como cabeza de esa cartera el ambiente que rodea todo lo relativo a la enseñanza hubiera sido insoportable, pero, aun así, los dirigentes, militantes, simpatizantes y votantes habituales u ocasionales de Vox no tienen por qué caer en el desánimo. La formación de Santiago Abascal ha logrado acumular un poder suficiente como para plantear y conseguir transformaciones auténticas. Aparte de las acuciantes reformas relacionadas con la Justicia, la seguridad ciudadana y con el sector agropecuario, Vox debe aprovechar la legitimidad institucional para impulsar la obtención del Código ISO para la lengua valenciana. Un gesto que puede parecer insignificante, pero que a nivel estratégico resultará muy valioso. En primer lugar, los de Vicente Barrera y Llanos Masó no deben olvidar que gran parte del voto genuinamente valencianista ha confiado en la marca verde; en segundo lugar, es de justicia que a un idioma histórico de una región de un país miembro de la UE le sea reconocida su existencia también cibernética; y en tercer lugar, porque la obtención de esta etiqueta quebraría en el presente y en el futuro esa supuesta «unitat de la llengua catalana» que no es más que la excusa para la creación de un territorio incompatible con la unidad de España.