Urgente Diez pisos y más de 120.000 euros en efectivo: la fortuna amasada por una familia que vendía droga en un 'narcobar' de Benaguasil

Les voy a contar algo que, aunque poco conocido, es la verdad: el nombre en valenciano del Cap i Casal jamás llevó tilde hasta la ... llegada de la normativización moderna. Quizá, digo sólo quizá, si se hubiera respetado esta más que centenaria tradición, dejando al topónimo alejado de esas saetas a las que los modernos llamamos tildes, habríamos evitado otra controversia. Siendo preciso, he de decir que en el hipotético caso de que esta formulación se hubiera planteado en los años de la Transición, el movimiento valencianista -digo el genuino, no el fingido de Compromís- habría sido mucho más transigente que su antagonista catalanista, pues no en vano «Valencia» no es la versión castellana de la denominación como sí lo son «Castellón» o «Alicante» para los nombres de las otras capitales de provincia. Pero tuvo que llegar el fusterianismo y romper los azulejos en su ánimo enconado de separar forzadamente lo valenciano de lo español. Y no le bastó con repujar la rayita, sino que la puso en la dirección justamente contraria para acomodar su fonética al barceloní porque eso era más cool y para darle otro empujón a la unitatdelallengua.

Publicidad

En general, los acentos gráficos o tildes son las marcas gráficas que indican, siempre sobre una vocal, cuál es la sílaba tónica (acentuada). En el caso de la lengua valenciana, además, pueden determinar el modo de pronunciar, si abierto o cerrado, las vocales marcadas; éstas sólo pueden ser la e o la o. Hasta los más cafeteros del sucursalismo y de la subordinación lingüística admiten, para su frustración, que la manera del valencianohablante de pronunciar Valencia es con la é cerrada, «Valéncia». De esta constatación nace el empastre de dictamen de la Academia Valenciana de la Lengua de 2016. Según éste, se debe escribir con la è abierta, pero pronunciarse con la é cerrada. Es decir, el acento gráfico perdía su valor fonético (lingüístico) para convertirse en un elemento estrictamente político. Sirva este hecho concreto como epítome de toda la puñetera problemática. Así que la reciente propuesta de la comisión de Cultura de la corporación municipal de Valencia que recupera el topónimo sin tildar, que se entiende en español, y establece en valenciano la escritura con la é cerrada para ajustarlo a la pronunciación correcta, no es ningún disparate. Y es que, en un ataque de rigorismo jurídico, los representantes del PSPV y de Compromís han llegado a acusar a la alcaldesa Catalá de cometer prevaricación por contradecir a la AVL. Sí, esos mismos que defienden la constitucionalidad de la amnistía a los golpistas catalanes por no sé qué patatas de derecho constructivista.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€

Publicidad