Desayuno americano

Crecemos viendo series y películas norteamericanas. Los de mi generación lo hicimos viendo filmes bélicos y los de la conquista del Oeste a los que llamábamos «de indios y vaqueros». ¿Quién nacido en los años setenta del siglo pasado no ha contemplado, durante aquellas sobremesas ... de los sábados, a John Wayne morir con el uniforme de los marines o contonearse vestido de vaquero y con el ten-gallon en la cabeza? Luego, a muchos nos dio por leer un poco y nos dimos cuenta de que aquellos salvajes de vistosos plumajes y bailes espasmódicos a los que El Duque se enfrentaba con su Winchester habían imitado a los colonos en eso de cortar cabelleras, y no al contrario. En realidad, esta práctica fue un invento de los rostros pálidos; los cueros cabelludos arrancados hacía tiempo que se habían convertido en una suerte de cheque al portador para los buscavidas que quisieran recibir una recompensa. Su joven país estaba en ese momento en plena fase de expansión hacia Poniente, y no tenía reparos en utilizar el brutal arrinconamiento, cuando no la aniquilación, de los nativos. También descubrimos con la sorpresa del ignorante que los miembros de aquellas tribus indias habían sido súbditos del rey de España hasta hacía poco; o que una de sus lenguas de uso habitual era el español; o que el proteccionismo trumpiano es, en realidad, un pilar fundacional de los Estados Unidos, cuya defensa frente al librecambismo sureño provocó la Guerra de Secesión. Pero dejando disquisiciones históricas o morales a un lado, los USA son una nación admirable de la que desconocemos casi todo. Sí, tenemos una idea aproximada de su forma de vida, pero desde una perspectiva puramente estética, nunca sociológica. Es verdad que muchas veces inducidamente errónea. ¿Quién demonios se puede creer que una familia de cinco miembros tiene tiempo para sentarse tranquilamente a la mesa a desayunar después de haber cocinado unos huevos revueltos, mientras un sol radiante entra por las ventanas justo antes de salir a trabajar o a la escuela? Será que el ciclo solar en aquellas latitudes es más largo que en Europa, o que allí todo el mundo se levanta a las diez de la mañana y acude a sus deberes con calmita pacha, que no creo. Pues bien, este desconocimiento se ha vuelto a hacer patente en las reacciones de sorpresa de muchos españoles a la victoria aplastante de Donald sobre Kamala. No, a los gringos eso de «no tendrás nada y serás feliz» o eso otro de «especular con la vivienda es un crimen» no les hace tilín, por eso en el momento en el que han percibido que su nivel de vida bajaba por culpa de la inflación, han expulsado al gobierno culpable. ¿Mejores? No, más eficientes.