Un afortunado gana el bote de 1.214.432,18 euros en la Bonoloto de este miércoles en un municipio de 10.000 habitantes

Son muchos los tipos de democracia, desde la primera griega, pasando por la censitaria o la orgánica del Estado Novo luso que inspiró a Franco, ... hasta la democracia liberal moderna. La nuestra, de este último tipo, es una democracia de representación indirecta bastante razonable. Pero actualmente el concepto de democracia se encuentra muy devaluado y amenazado por unos movimientos comunistas postsoviéticos que han aprendido a manipularlo para alcanzar el poder y destruir desde dentro los regímenes liberales, como en Hispanoamérica. Ya no les bastaba pues con apropiarse de la denominación para dársela a sus «repúblicas democráticas». Aparte está la discusión ética sobre la forma de proceder del poder surgido de unas elecciones libres.

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«Vamos a gobernar para todos» es un latiguillo muy del PP. Se suele acompañar con un «para los que nos han votado y para los que no». La noche electoral del pasado 28M el candidato popular a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, echó mano del manual de estilo y así lo afirmó. En una España diferente donde la centralidad impregnara las principales formaciones políticas esta teoría transversalista podría resultar válida, pero en el contexto político actual esta filosofía bienpensante sólo puede acabar doblegada por la tozuda realidad. Es tradicional que la izquierda gobierne aplicando como un rodillo su programa ideológico por encima del interés general, incluso en escenarios electorales en los que su mayoría es relativa. Si en algo coinciden los opinadores políticos sobre los 8 años de gobierno del Botánico, o del municipal de la Nau, es que la izquierda catalanista ha gobernado exclusivamente para los suyos, hasta el extremo de haber alterado la toponimia de la mismísima capital del antiguo Reino. «Gobernar para todos» acabaría resultando un fraude para los electores conservadores que han señalado muy claro el camino para las instituciones que se constituirán a mediados y a finales de este mes: gobiernos de coalición PP-Vox, liberalización económica y de las inversiones privadas, desbloqueo de las infraestructuras como la del puerto de Valencia y la descatalanización progresiva de la administración pública y de la Educación. Desviarse de esta senda y sucumbir de nuevo al pasteleo con el sucursalismo y a las pretensiones de una parte minoritaria y tremendamente sobredimensionada de la sociedad valenciana ya le costó al conservadurismo la atomización y dos legislaturas en la oposición.

Más vale que el centro-derecha valenciano abandone los complejos y respete el mandato ciudadano. Llevamos casi tres décadas de retraso.

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