Urgente El Cuponazo de la ONCE del viernes deja un bote de 6.000.000 euros a un único afortunado

Días atrás se generó cierto revuelo en las redes sociales por el hecho de que un conocido periodista inglés se sorprendiera porque los miembros de la selección española de fútbol no cantaran durante la interpretación de su himno, justo antes del comienzo de la final ... de la Eurocopa, en contraste con la ardorosa entonación del 'God save the King' de sus homónimos ingleses. Evidentemente, el informador británico desconocía que el himno de España no tiene letra y se engañó pensando que el silencio de los futbolistas hispanos era sinónimo de una falta de compromiso con la causa nacional. Luego llegaría el repaso futbolístico de los furiosos a los hijos de la Albión y el descubrimiento de esta peculiaridad protocolaria española por Iain Dale, que así se llama el 'journalist' despistado. El porqué de esta singularidad que obliga a los aficionados a cantar loloró para acompañar a los acordes de la Marcha Granadera da, no ya para otra columna, sino para todo un ensayo. Bien, que los hijos de la Gran Bretaña sean unos grandes ignorantes de todo lo español no es algo que nos deba llamar la atención, pero, ¿nuestro conocimiento general sobre los ingleses es profundo? Empezando porque la mayoría de nuestros conciudadanos no sabría diferenciar Inglaterra de Gran Bretaña, o estas dos del Reino Unido, yo diría que no. Por si le interesa saberlo: Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte constituyen, aunque mantienen cada una de ellas cierta personalidad política y, sobre todo, deportiva, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Bueno, ya sabe usted cómo carajo se llama esa nación de naciones reinada por Carlos III, así que vamos con su religión. Imagino que tendrá la costumbre de englobarla en la familia de las religiones protestantes, pero en sentido estricto la religión propia de los británicos, el anglicanismo, no es una confesión protestante. Su iglesia nace de los caprichos de Enrique VIII y sus ansias por divorciarse de la hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragón, y no al calor de las noventa y cinco tesis del alemán Martín Lutero, ese tonto útil de las noblezas germana y holandesa, clavadas en una de las puertas de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg. Pocos lo saben, pero el rijoso y orondo Enriquito murió perfectamente católico. Y aunque hay mucho más que conocer sobre nuestros singulares amigos anglonoides, demos por aclaradas algunas dudas esenciales. Eso sí, deje de confundir a los irlandeses con los 'british' que, aparte de no vivir en la misma isla -recuerde, son dos-, siempre se mantuvieron católicos, algo que les costó la proscripción civil, hambrunas y la persecución religiosa hasta bien entrado el siglo XX.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad