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El general Franco falleció convencido de que era un demócrata. ¿Cómo se les queda el cuerpo? Claro que su concepción sobre lo que es una democracia no era la misma que tenemos usted y yo. El ferrolano, que también estaba inspirado por el Estado Novo ... corporativista portugués, proclamaba que la democracia se ejercía a través de las instituciones que consideraba naturales tales como la familia, el municipio y el sindicato vertical; la democracia orgánica. Pero antes de la aplicación práctica de este modelo político, en el momento en el que se vislumbraba la victoria del bando sublevado, la Junta de Defensa Nacional de naturaleza nítidamente militar y cuartelera liderada por Francisco Franco, comenzó a construir el caparazón legal del Estado que surgiría de las cenizas. Para ello primero disolvió y asumió las funciones de la Junta Técnica del Estado, órgano ejecutivo organizado en comisiones que administró la zona nacional hasta los albores del año 1938, dándose así el pistoletazo de salida al primer gobierno formal del franquismo. Ramón Serrano Súñer destacaría como el verdadero arquitecto jurídico de todo aquel proceso. Este brillante abogado del Estado, plaza que obtuvo en propiedad siendo aún menor de edad, haría pivotar políticamente la nueva estructura sobre la idea de un partido único. Con este fin, forzó la unión de los colectivos ideológicos que habían actuado como aliados de la junta militar contra la comunistizada y famélica II República. Movimientos monárquicos, católicos, tradicionalistas y nacional-sindicalistas de corte fascista quedaban sujetos a unas siglas únicas, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional o FET de las JONS de las que el padre de Joan Fuster fue jefe en Sueca. El nuevo régimen no podía permitirse disensiones o corrientes internas que lo debilitaran. Sin embargo, y al contrario de lo que la mayoría cree, el franquismo no disfrutaría de la definitiva estabilización hasta finales de los años cuarenta. Porque una férrea unidad política es esencial para la consolidación de una autocracia. Una de las fórmulas para conseguirla es la apropiación de las banderas ideológicas de los grupos fagocitables. Así, el generalísimo podía aparecer un día retratado con la boina roja carlista, como otro con la camisa azul falangista. ¿O es que creen que a Pedro Sánchez le importa más salvar a los niños palestinos del presunto «genocidio» perpetrado por Israel que absorber los votos de Sumar, Podemos y demás excrecencias marxistas con tal de seguir subido al Falcon? Sí, ese Pedro Sánchez que, como Franco, se irá de este mundo convencido de que fue en vida un perfecto demócrata.
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