La rinoceronte

El otro día salió el actor Carlos Bardem afirmando que el imperio español nunca existió «ya que no existía una estructura administrativa que se llamara ... España» durante la vigencia de aquél que ahora resulta ser un espantajo historiográfico. Bueno, tampoco existían las gigafactorías de baterías y no por eso negamos la existencia de Sagunto. A resultas de cierta profundización en el conocimiento del contexto en el que el miembro de ese clan de histriones insufribles apellidados Bardem ha lanzado tan audaz afirmación, he podido averiguar que por estas mismas fechas está presentando un libro titulado 'Badaq', una fábula protagonizada por una rinoceronte ecologista, resiliente y feminista que, a decir de la crítica literaria, resulta bastante prescindible. Este 'intelectual', porque si eres artista y de izquierdas te convalidan el carné de intelectual, con un título de historiador bajo el brazo, exprime los lugares comunes -ahora se dice así- de aquella leyenda negra creada por extranjeros protestantes y asumida por nuestras élites a partir del ocaso Austria. Pero es que tomada como propia esta leyenda negra y desarrollada por los mismos españoles desde hace 300 años hemos alcanzado el delirio: España jamás existió o, más precisamente, nació tardíamente con la constitución de 1812. Claro, a Cristóbal Colón, el genovés de la catalanidad intermitente según la dirección en la que sople el viento, se le ocurrió en 1492 llamar al primer territorio americano con el que se topó, una gran isla, La Española porque patatas; a los castellanos, que no eran españoles, les dio en 1532 por bautizar como Nueva España a su principal virreinato en América -por cierto, el virreinato es una institución de la Corona de Aragón- porque pimientos de Padrón; y a los organizadores de la Cofradía de la Santísima Resurrección que tenía su sede en la Iglesia de Santiago de los ¡Españoles! de Roma se pusieron a eso de concretar en 1582 qué individuos componían la «nación española» porque boniatos hervidos. Ah, tengo una mala noticia para los de Compromís, los valencianos estaban incluidos en esa nefasta e inoportuna lista.