Hace una semana este periódico publicaba un artículo dedicado al lanzamiento del cómic 'El abismo del Olvido', obra del dibujante Paco Roca y del periodista ... Rodrigo Terrasa. No, no es mera casualidad que el coautor y yo compartamos apellido. En el desarrollo de la noticia se exponían algunas declaraciones de los autores que vendrían a justificar su proyecto pero que acababan encallando en el terreno fangoso del cliché y de la pretenciosidad. Desde la denuncia del trato discriminatorio dispensado por el «Régimen del 78» a las víctimas del franquismo, pasando por la idea manoseada de una «España analfabeta y gris [en la] que vivió» uno de los protagonistas de la historia, Leoncio Badía, enterrador republicano, ateo y ¡lector de filosofía!, y terminando por conectar sin venir mucho a cuento las protestas contra la ley sanchista de amnistía con un conflicto civil acaecido hace más de ocho décadas; «réplicas sísmicas» las bautizaba el ilustrador. Y es que el maniqueísmo del trabajo de Roca y Terrasa hunde sus raíces en la falacia original de que las víctimas republicanas no han sido suficientemente homenajeadas. Si ciertamente los damnificados del bando nacional fueron objeto del mimo institucional durante 37 años, no es menos cierto que los del otro bando y su causa llevan siendo exaltados más de cuarenta con la publicación de miles de novelas y ensayos, celebración de exposiciones, levantamiento de monumentos y bustos, dedicatoria en calles, plazas y edificios públicos y con el estreno de tantos documentales y películas que se podría afirmar han constituido un subgénero cinematográfico. Además, se han reconocido y pensionado los servicios prestados en la policía y en el Ejército Popular republicanos, y tanto las altas instituciones del Estado como el principal partido conservador hace tiempo que condenaron la dictadura de Franco. Casi todo esto antes del alumbramiento de la ley de «memoria histórica», disposición cuyo espíritu real nunca fue el de profundizar en la reparación de un daño, como el del feminismo de la cuarta ola no es el de proteger a las mujeres o el del catalanismo el de recuperar el valenciano, sino el de estirar como un chicle la lucha contra un franquismo espectral, ahora dizque sociológico, y seguir arrinconando a la derecha. Tensión, tensión...
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Contradictoriamente, 'El abismo del olvido' no es un canto a la memoria colectiva, sí una losa que lanzada sobre Paterna, el gran escenario valenciano del terror frentepopulista, sepulta esas otras tragedias que salpicaron de rojo carmesí el manto blanqueado de la II República, y que a alguno podrían incomodar por llevar su mismo apellido.
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