El problema es que en las redes, cualquier imagen fuera de contexto puede servir a cualquier causa. Una explosión en una cantera puede ser un atentado
Óscar Beltrán de Otálora
Lunes, 27 de abril 2020, 10:55
Al inicio de la pandemia, las redes sociales se inundaron de fotografías de muertos en las aceras de Wuhan. Todas eran falsas. La agencia AFP difundió la imagen de un hombre fallecido en la calle. No obstante, informó de que no podía determinar si se trataba de coronavirus o, por ejemplo, un accidente. En la ciudad, según ha comunicado ahora el Gobierno chino, fallecieron 3.690 personas. En España, donde ya han muerto 20.000 personas, la Fiscalía ha abierto una investigación tras una denuncia de Podemos por la difusión en redes de una filmación de cadáveres amontonados en un hospital, entre otras imágenes. Era un vídeo de Ecuador, algo relativamente fácil de comprobar, pero los autores del bulo lo atribuían a un centro sanitario español.
El problema es que en las redes, cualquier imagen fuera de contexto puede servir a cualquier causa. Una explosión en una cantera puede ser un atentado. Es justo lo contrario del periodismo, que tiene entre sus misiones aclarar el contexto y rastrear la verdad.
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