A la vista de lo bien parado que sale Sánchez de todas las elecciones en las que es candidato habrá que pensar que somos todos tontos. No hubo nadie que no advirtiese la dificultad que tendría Diana Morant para ser dos cosas a la vez ... sin caer en la locura. Ministra y líder del PSPV, dos mujeres a la vez. En las actuales circunstancias, ser las dos cosas y salir airosa de ambas es imposible. Los días de Morant están contándose ya hacia atrás, tanto en el gabinete de Sánchez como al frente del partido. ¿Se puede ser ministra y líder de los socialistas cántabros, vascos o navarros? Quizá sí. Son regiones en los márgenes altos de la mayoría de tablas que explicitan las transferencias del Estado. Quien tiene un ministro de las regiones ricas en el Gobierno de Sánchez tiene un buen capital en el partido a nivel territorial. Sin embargo, ser ministro valenciano implica que si te tapas la cabeza y en el Gobierno estás bien, en la Comunitat eres un paria con los pies fríos. La región adolece de la merecida atención en inversiones y financiación desde hace... desde siempre. Y al revés. Si te pones chula pidiendo para los valencianos, Sánchez, que es más chulo que nadie, te pone la cruz. Y lo peor: que te quiera bien Sánchez no es garantía de nada. Verbigracia: Ábalos. Morant no debería olvidar cómo despachó el líder del PSOE a su gran amigo. Cuando tenga que prescindir de ella, lo hará mientras se fuma un puro. Sin embargo, hasta que ello ocurra, que ocurrirá, la designación de Morant como lideresa del partido nos deja en duda.

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¿Será posible que Sánchez vea alguna ventaja electoral en la dualidad que padece esta pobre precandidata a la Generalitat? ¿O será que a Sánchez le da igual perder o ganar en la Comunitat y solo pretende controlar el partido a pesar de que lo pueda reventar de aquí hasta mediados de siglo? Gran duda.

Excepto los que iban a vivir mejor en el PSPV con Morant que sin Morant al frente del partido, al resto, a los socialistas valencianos con nobles convicciones (que los hay), a los votantes entusiastas, a los abalistas, bielsistas, soleristas (que los hay, aunque sea circunstancialmente), federalistas... todos ellos detectaron el evidente inconveniente del bolero que baila y canta Morant. A la ministra le gusta mucho La Habitación Roja. De algo hay que morir. Sin embargo, a sus circunstancias le vienen como 'anillo al cuello' (Mascarell, siempre que hablemos de los socialistas) una estrofa del bolero de Machín, 'Corazón loco': «Yo no puedo comprender / Cómo se pueden querer / Dos mujeres a la vez / Y no estar loco / Merezco una explicación / Porque es imposible / Seguir con las dos». Baila y canta Morant.

Danzad, danzad, malditos.

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