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En las distancias cortas es donde una colonia de hombre se la juega». Así lo decían a finales de los 80 para anunciar la colonia Brummel. Unos años más tarde, pocos, Eduardo Zaplana y el PP se aplicaron en la seducción y conquista de Unión ... Valenciana, que era su socio en el Consell. Los populares camelaron a los dirigentes de UV, y sí, al final llegó el abrazo del oso y los valencianistas pasaron por el aro hasta finalmente diluirse dentro de las filas populares. Varios altos cargos del actual Consell proceden de aquellos cuadros seducidos por la fragancia arrebatadora de aquellos galanes que día y noche fueron venciendo la resistencia de sus socios. Sin embargo, a Mazón no le funciona esa colonia, el cuerpo a cuerpo entre políticos. El presidente de la Generalitat tiene un muy buen trato en corto cuando quiere. Cercano, amable, simpático y creíble en sus comentarios personales positivos. Y en los argumentos políticos. A Compromís le sedujo en la Diputación de Alicante de manera reiterada. El exvicepresidente voxista Barrera también estaba bien sintonizado con Mazón, que goza del don de gentes que no todo el mundo tiene, pero no, la fragancia del líder del PP de la Comunitat no llega a Vox. Y no es que los voxistas valencianos sufran de hiposmia, una reducción en la capacidad para detectar olores. Es que lo que a ellos les guste, lo que les diga Mazón, lo que haga, la colonia que utilice, los reclamos que les ofrezca no surten el efecto que hace 30 años se dio en el caso de Unión Valenciana, porque los señores de Vox en la Comunitat ni pinchan i cortan en la acción política de Vox en la Comunitat. Las decisiones sobre qué, cómo y cuándo hacer las cosas por parte de los voxistas valencianos se toman en Madrid y condicionadas a la política nacional. Por muy potente que sea la fragancia con la que Mazón se perfumaba para atraer a los que eran sus socios, esa colonia no tiene efecto a 350 kilómetros, allá donde se cruzan los caminos y las niñas no quieren ser princesas.
Si Vox en julio decidió que debía endurecer su postura respecto a la del PP, pues el Consell se rompió. Si Abascal considera ahora que los populares son una estafa, pues el Consell tiene más que complicado aprobar sus presupuestos. De ahí que la salida de decenas de altos cargos de voxistas valencianos no fuese un obstáculo para que el Gobierno autonómico se rompiese y las cuentas de la Generalitat para el año próximo se pierdan por el aire como un perfume. Las distancias cortas de hace 30 años ya no funcionan y las ganancias electorales de Mazón en el futuro no vendrán por su capacidad de seducción de los dirigentes de Vox, sino de sus votantes, muy ajenos a las cuestiones de política autonómica.
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