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Un estudio de la Universidad de Virginia Occidental ha advertido de que entre 2016 y 2020 se produjeron en EE.UU. más de 20.000 ... lesiones relacionadas con la ingesta de cápsulas de detergente en menores de 18 años. Pensaremos que estos americanos están mochales, pero que nadie olvide que lo ocurre al otro lado del Atlántico, antes o temprano se viene hacia Europa. Porque cuando pasan estas cosas, la pregunta acaba siendo si la culpa no es de las empresas de limpieza, que fabrican este material con un aspecto tan bonito que los niños acaban pensando que son caramelos. Juegan con nuestra percepción de la palatabilidad. La recomendación para evitar esto es añadir un olor desagradable al producto y hacer que el envase del recipiente fuera más difícil de abrir y menos atractivo. Desgraciadamente no somos como la mosca de la fruta, a la que miramos con el desprecio propio de los mamíferos cuando observamos los insectos. Sin embargo, la dichosa mosca pueden sentir el sabor alcalino, y nosotros no tenemos papila para detectora de ese sabor. Según un estudio publicado en 'Nature Metabolism', estos insectos tienen detectores que les previene de los alimentos y las superficies tóxicas, venenosas. En este sentido, nosotros somos bastante más lerdos que las moscas, pero también incapaces de reconocerlo, así que la culpa de que los niños se intoxiquen es de los fabricantes de detergentes.
Pues con la política pasa igual.
Hay ideas malas y otras buenas. Es cuestión de comparar un poco, observar cómo le va a otros territorios, en qué derivan ciertos discursos y la personalidad de determinados políticos, y así saber cuándo estamos delante de un vendemantas. Sin embargo, a diario, uno se topa con auténticos chamarileros que venden como material de primer nivel lo que no es más que chatarra. Quizá por una cuestión genética o adaptativa no apreciamos el sabor alcalino, pero que nos engañen los engañadores es también un poco culpa nuestra, de todos. Si la inversión en Educación fuera importante (presupuestariamente, en comparación con los grandes países de Europa), y no la mitad que en Alemania, pues quizá la brecha que nos separa con los principales países no sería cada vez mayor, sino cada vez menor. La inversión que se destinó en 2019 a centros educativos es del 4,9% del PIB en la OCDE del 4,4% en la UE de media y el 4,3% en el conjunto de España. Así pues, el conjunto de todos somos responsables de seguir a rebufo de la mosca de la fruta y que nuestros hijos sean capaces de zamparse una pastilla de detergente. Sin embargo, la culpa siempre es de otro, eso sí lo aprendemos desde bebés.
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