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Einstein valencianizado

Nunca antes como ahora se relativizó tanto el tiempo en la política de la Comunitat: para ir a un Cecopi, para el presupuesto, la financiación o una moción de censura

Burguera .

Valencia

Lunes, 10 de marzo 2025, 00:07

Como el universo es tan grande, ser un granito de arena en la política española no tiene tanta (poca) importancia a nivel cosmológico. Seguimos ... siendo pequeños e insignificantes, de ahí que se nos contemple desde Madrid para poco más que para venirse de veraneo, o para hablar de la Comunitat por sus animaladas y anomalías, no por sus necesidades, tan palmarias.

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Ocho meses le dijeron a Baldoví, en enero de 2020. Después de que pasase ese tiempo, ya comenzaría a culminar todo lo relativo (no es casual la palabra) a la infrafinaciación de la Comunitat. Palabra de Sánchez y de María Jesús Montero, con el valor de los billetes del Monopoly. Un lustro después, esperando, y lo que queda. El Gobierno español nos chulea y cuando se le pregunta, el PSPV insta al actual Consell a que «lo pelee», como si ya no se hubiera rogado lo suficiente antes. Al Gobierno, lo de las ayudas por la dana, tampoco le urge. Hay tiempo. Para qué las prisas.

A partir de las 19.30 llegó Mazón al Cecopi, dijo. Que luego han sido las 20.28 horas. En los días posteriores a la tragedia, el presidente de la Generalitat aclaró que se presentó en L'Eliana «cuando se desencadenó la revolución hidrológica», que no fue precisamente «a media tarde», medida de tiempo retráctil que utilizó Mazón esos días sobre una ausencia que no hay manera de disculpar, lo mires por donde lo mires, te guste más o menos y por muy relativo que sea.

Horas, que no días, le dio Diana Morant a Feijóo para que «moviera ficha» en lo relativo (ídem) a la sustitución de Mazón. El partido federalista exigiendo al partido centralista que su presidente nacional expulse del Palau al jefe del Consell. Y si no actuaba, dijo Morant, «movería ficha» el PSPV. Sin embargo, pasaron las horas, los días e incluso pasó una semana, pero Morant no movió ni una ceja.

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Al caer estaba el presupuesto de la Generalitat para el próximo año. Así lo vaticinó un 8 de enero José María Llanos, síndic de Vox, partido reñido con lo relativo hasta que le ha tocado a ellos fijar realmente plazos. No hubo manera. Ni cayó en enero ni cae ahora. Los voxistas dirigen Les Corts, que se ha quedado a la espera de noticias. La que debería saber qué pasa con el presupuesto es Ruth Merino, consellera de Hacienda, pero eso también es relativo, como cualquier cosa en la Comunitat, donde hoy todo es menos previsible que ayer pero más que mañana. Einstein sería feliz por estos lares, que le tenemos muy bien cuidada la teoría de la relatividad y hemos hecho de la física cuántica la fórmula maestra de nuestra política. El presupuesto es indetectable, como el bosón de Higgs.

Prioritaria era la comisión del sector público que iba a poner patas arriba los chiringuitos del Botánico, pero no hay quien la reúna en Les Corts. Ese mismo principio de inacción es el que domina la investigación parlamentaria sobre la dana. «Los valencianos tienen el derecho de conocer todo lo que ocurrió, la información que se manejó y las decisiones que se tomaron durante el transcurso de una emergencia para la que hoy y ahora debemos buscar una explicación. Necesitamos saber por qué», clamó Mazón un 15 de noviembre. La Cámara valenciana ha roto las leyes espaciotemporales según las cuales la Justicia es más lenta que el caballo del malo. Un juzgado despacha ya la investigación de la dana cuando los diputados aún no se han puesto a trabajar en ello, lo cual (lo de trabajar), ciertamente no sería un hito en cuanto a celeridad para nadie (a excepción de la Justicia), si uno se compara con un diputado.

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