Secciones
Servicios
Destacamos
A las 18.39 horas del 29 de octubre llegó a mi móvil un vídeo coronado con un mensaje: «Reenviado muchas veces». Era un puente sobre el barranco del Poyo. Era uno de los puentes que yo utilizo y que iba a utilizar esa tarde. ... No lo hice porque en mi casa llovía desde hacía rato, y pensé que mejor esperaba un poco. Así pues, a las 18.39 horas me llegó ese vídeo. Unos minutos antes ya me habían llamado y me habían pedido que no cogiera el coche, que mejor me quedase en casa y que al día siguiente nos veríamos. Hasta las 20.11 horas de ese mismo día no recibí un mensaje en mi móvil de Protección Civil con una alerta que me instaba a evitar cualquier tipo de desplazamiento. El puente que yo iba a cruzar hacía ya mucho, más de una hora, que había desaparecido. Se lo había llevado el agua. Por tanto, pasaron 92 minutos entre la prueba (el vídeo) de un peligro más que evidente y el mensaje de las autoridades que me prevenían.
En mi caso, quizá el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por ser el máximo responsable de la Administración encargada de enviar el mensaje, me podría pedir perdón 92 veces. O disculpas, que da igual. No quiero imaginarme si sería útil o serviría de algo que lo hiciera si me hubiera pasado algo, a mí o a alguien cercano a mí.
No me vale que la CHJ no avisase a la Generalitat de que un barranco que cruza la provincia iba repleto de agua, cañas y fango. Entiendo que existirá un protocolo y unas competencias, pero también existen ventanas, policías locales, bomberos, alcaldes, amigos, conocidos, personas que, en definitiva, supongo, tienen ojos en la cara y relación con las Emergencias de la Generalitat. Hay una frase que detesto, porque se utiliza para cualquier cosa, pero esto no ha sido cualquier cosa. Si una persona dice que llueve y otra dice que no, tu trabajo como periodista no es darle voz a ambas: es abrir la ventana y ver si está lloviendo.
Me gustaría pensar que Emergencias no depende solo para tomar sus decisiones más importantes de los avisos por correo electrónico de la CHJ. Porque no hay nada más importante que avisar a la población de que se quede en casa si el caudal de un barranco que se extiende por 479 kilómetros cuadrados arrasa todo lo que pilla a su paso, y lo hace delante de toda Valencia. Una de ellas me avisó a mí. Menos mal. Es preocupante comprobar que las explicaciones del presidente apuntan a que no, a que la Generalitat no abre la ventana, que nadie sabe lo que ocurre en la calle o en un barranco, si no reciben un email de la entidad que controla los barrancos. La explicación técnica resulta inexplicable para la vida real.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.