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A todas las personas con las que he estado no les expliqué que veía un aura de color a su alrededor. No con todas pasó, ... pero sí con la mayoría y siempre en similares circunstancias. Momentos de intimidad y aparece un color. Ahora sé que es algo que encaja con la sinestesia emocional. No la genuina, que consiste en una asociación de sentidos peculiar, de tal modo que ves una letra (pongamos una 'J') siempre del mismo color (pongamos verde), o escuchas un determinado sonido cuando alguien hace un determinado gesto. En mi caso no es genuina, sino emocional y quizá no sea ni sinestesia, sino que estoy un poco pirado. Pero la sinestesia existe y afecta aproximadamente al 4% de la población, de un modo u otro. Conexiones en el cerebro peculiares que propician asociaciones no convencionales. Está estudiado desde hace unos siglos, pero no con demasiada profundidad, porque se trata de percepciones sensitivas respecto a estímulos externos. Situaciones difíciles de medir, de explicar, y por tanto de analizar.
Imagino que si existe un proceso tan singular, vinculado a los sentidos, habrá otros procesos aún por estudiar y diagnosticar. Cada quién es cada cual y percibe las cosas a su manera. Se supone que existe un patrón convencional, pero quizá, si hay un 4% de sinestésicos, puede haber unos cuantos 4% más de otro tipo de singularidades a la hora de interpretar los mensajes que recibimos. Eso explicaría como es posible que le digas a una persona 20 veces una cosa y no logres que le entre en la mollera. Lo que para mí es claro, cristalino y transparente, para otra persona es una pura confusión. De tal modo que una persona a la que yo siempre vi con un aura azul puede ser percibida por otra pareja como un bicharraco. Por eso tenemos que apreciar en lo que merece a esa gente que tenemos al lado que ve el vaso medio lleno cuando nosotros, efectivamente, lo vemos también medio lleno. Interpretar la realidad de manera similar es importante. Asumir que los hechos que nos rodean no son percibidos de igual manera es también importante para entender y respetar la opinión de los demás.
En Les Corts, por ejemplo, solo por estadística, hay cuatro diputados sinestésicos. Quizá son más. Ven colores, escuchan y huelen las cosas a su modo. Sin dejar de respetar toda esa diversidad sensorial y perceptiva, es importante entender que hay cosas medianamente razonables y que sería bueno no darle demasiadas vueltas. Sin embargo, los terraplanistas, los negacionistas del cambio climático o de la violencia machista, existen. Pero el termómetro también, y a mitad de octubre estamos a 30 grados.
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