El que fuera síndic del PSPV en Les Corts, Ángel Luna, es Síndic de Greuges desde 2019. Estuvo dando estopa al Botánico, especialmente a Mónica Oltra, porque el defensor del pueblo suele centrar el tiro en materia de vulnerables y servicios sociales, que era el ... asunto que llevaba entre manos la exvicepresidenta. También podría haber tirado más de la manta sin contemplaciones en materia de Sanidad, que estaba en manos socialistas, o en Educación, que todos son servicios fundamentales y en tiempos del Botánico había deficiencias tan evidentes como permanentes. El caso es que le tocó a Oltra, que no lo llevaba bien y que llegó a deslizar mala fe por parte de Luna, que, a pesar de su nombre, nunca fue un angelito. Es un toca narices, que es algo que nunca gusta. Como Síndic, ofrece una dureza y correosidad muy adecuadas para el puesto. El miércoles puso negro sobre blanco carencias sangrantes en el sistema de servicios sociales, al borde del colapso, pero no solo eso.
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Luna se despachó a gusto respecto alcaldes que actúan como caciques. Es lo que tiene no tener encima el foco de la opinión pública y saberse impune a la posibilidad de un escarnio general, y me refiero a los alcaldes. Luna advirtió de que puede acabar por instar a Les Corts a forzar a alcaldes como el de Benidorm, San Juan, Benaguacil o Cheste (gobernados en unos casos por PP y en otros por el PSPV) a comparecer en el parlamento para que les abochornen por su opacidad. Pero no solo eso.
Lo más sangrante de lo denunciado por Luna, porque afecta al concepto de país y de Estado, es la absoluta y firme disposición de las administraciones (autonómicas, municipales, provinciales y estatales) a ignorar su función como servicio público. Servicio, porque están al servicio. Público, porque son de los ciudadanos y, teóricamente, para ellos. Luna explicó que la Administración, en general, se blinda de manera sistémica, impune y alevosamente contra el administrado. Usted paga impuestos para financiar una organización de empleados y dirigentes políticos que se niegan a servirle tal y como establecen esas mismas leyes que protegen los empleos públicos, sueldos públicos y todo un entramado que debería tener cuidado y tomar nota, no sea que su prescindibilidad y su negativa a atender las quejas y necesidades del contribuyente acaben con la paciencia del administrado, que concluya (erróneamente) que es innecesario contar con un Estado, razonamiento muy Milei, y que va abriéndose paso, porque la actitud de la Administración, a la larga, es un tiro en el pie. Ahora, es un peligro y un insulto, y Luna arrojó luz sobre ello en Les Corts.
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