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Milgram murió en 1984, apenas tres años después de que José Luis Ábalos se afiliase al PSOE. Ya entonces le podría haber advertido del destino que puede sufrir aquel que se ve sometido a la disciplina de partido, a la autoridad orgánica y de sus ... entornos. Milgram ideó un experimento para ver el aguante que tienen las personas a la hora de asumir una orden y hacer lo que les digan. El profesor de la Universidad de Yale, un especialista en psicología social, ideó un experimento consistente en que 40 voluntarios aplicaban descargas a un tipo al que debían castigar si no respondía correctamente a unas preguntas.
La idea era investigar sobre las teorías del conformismo y de la cosificación, y ver el modo en que nos quitamos la responsabilidad de encima y se la endosamos a un jefe cuando se nos pide actuar en contra de nuestros principios, de tal modo que el obediente se ve a sí mismo como herramienta del ordenante y los perjudicados dejan de ser personas para ser cosillas.
La electrocución no era real, pero los 40 voluntarios (obedientes) no lo sabían, ellos creían que sí estaban haciendo daño al examinado. Prácticamente lo frieron. A los voluntarios se les pedía que activaran la corriente a través de un voltímetro donde se advertía que había riesgo de morir con descargas de más de 270 voltios. Nadie se negó taxativamente a seguir achicharrando a la víctima antes de alcanzar los 300, y 26 de los 40 aplicaron descargas de 450 voltios, el máximo que daba la máquina
Pues en los partidos políticos, tal cual. Eso lo sabe José Luis Ábalos, militante del PSOE desde 1981. Despertó Naranjito y el exministro ya estaba afiliado al partido, donde ha trabajado y participado con énfasis, y a veces con entusiasmo. Y por convicción. Para haber sido secretario de Organización de los socialistas hacen falta habilidades y méritos. No sé si Ábalos es capaz de lanzar cuchillos con los ojos vendados a 300 metros de un objetivo oculto tras una sábana sin rozarle un pelo del cuerpo, pero no me extrañaría que sí fuera capaz. Igual que no me cabe duda de que, en su momento, aplicó picana a quien hizo falta y, ya al frente de la Secretaría de Organización, ordenó achicharrar a más de uno. O de una. Lo que sea necesario. Cada cosa en su momento. Ahora es él la víctima de la electrocución previa a la imputación, si es que esta llegase. Los actuales responsables justifican el sacrificio de Ábalos en la contundencia e inmisericordia del PSOE ante cualquier sombra de duda. Debe de ser maravilloso no titubear, estar siempre tan convencido de todo como para activar el conmutador. Ábalos dijo saber lo que es un apestado político. Claro que lo sabe.
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