Es cierto que Vicente Barrera fue matador de toros y que ahora será vicepresidente y conseller de Cultura. No soy de toros ni votante de ... Vox. Creo que la violencia de género existe, igual que creo en que existen grados de maldad y bondad, y también de machismo. Sin embargo, coincido con un señor que en las redes sociales explicaba que haber sido torero no te inhabilita para ser conseller. Ahí está Manuel Castells, muy prestigioso en sus cosas de universidad y sociología, pero un timo como ministro de Universidades.
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Así pues tendremos a Barrera de vicepresidente y responsable de Cultura. Que se dedicase a la lidia no es lo que más me inquieta si pienso en un cargo de la Administración. Me preocuparía mucho más que fuera un servil chiquilicuatre sin oficio ni criterio, ni beneficio, ni cama donde caerse muerto en el caso de que un día se enfrentase a la disyuntiva de tener que hacer, pongamos, algo ilegal, o irse del cargo público que ocupa. Y no digo meter la manita en la caja para él. No hace falta llegar a tanto. Hay muchas clases de corrupción y hay muchas maneras de fastidiar a la ciudadanía. Se puede orientar, por ejemplo, una licitación hacia los intereses de empresas o colectivos cercanos al partido que nos cobija, a pesar de que eso sea peor para el ciudadano.
Tampoco voy a dedicarme yo a defender a Barrera. Lo mismo es un inútil, un negado. Ya lo veremos. Tampoco me sorprendería. No sería el primero ni será el último. Me voy a ahorrar los prejuicios. Rebatir mediante tópicos sólo beneficia las discusiones tópicas con argumentos de brocha gorda. O acabaremos analizando si las tonadilleras, banderilleros y demás tienen derecho a optar a un cargo público. Barrera no tiene que dar explicaciones de su pasado como matador de toros. Lo que no podrá evitar es que alguien se pregunte por su afinidad hacia PP, luego UPyD hasta finalmente recalar en Vox. Tres partidos, tres, en apenas diez años, y en todos los casos con entusiasmo. Tampoco podrá eludir que alguien le pida explicaciones sobre esos mensajes que ha borrado en las redes sociales y que expresan que sentía «entre asco y pena» por el PP, siglas de sus próximos compañeros en el Consell. O a qué se refería con una «intervención militar» como «única solución» para solucionar no sé qué movidas. Deberá aclarar por qué borró esos mensajes, y será inevitable que se le pregunte sobre ello. Que no se sienta agraviado. A Vicent Marzà también le preguntó muchas veces este periódico por sus anhelos independentistas expresados antes de ser conseller. Y si Barrera no sabe torear con esas preguntas, alguien se preguntará: ¿Vicente, pa qué te metes en esto?
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