Más autobuses

Yo soy así; me mezclo con el pueblo y toco realidad. Me falta, dicen mis hijos, mucha realidad y desde hoy he decidido dejar de subvencionarles las letras del patinete eléctrico; les hago un favor porque en Madrid ya se han tomado medidas contra los patinetes eléctricos.

Ya se sabe que cuándo en Madrid se toman medidas, el reflejo llega a las autonomías. Bueno, no a todas. Ahí tenemos a los catalanes instalados en su cupo fiscal bailando sardanas. En realidad, a mí lo que me trae a la parada del bus son las declaraciones del Sr. presidente en relación con más transporte público. A mi este tío me gusta. Es más chulo que un ocho. El bus tarda y el personal se acumula. Un lisiado dice «palabrotas».

Un presidente que, por cierto, se presenta como candidato a seguir siendo secretario general de su partido y que busca la eternidad en el marco de un consejo federal que no tocaba, pero da igual. Lo convoca y qué. ¿Pasa algo? Entonces a que quejarse tanto. Sobre todo, yo que no soy miembro de ese partido y de ningún otro, para que no haya dudas,

El presidente dixit y todos firmes. Se comenta en el bus que muchos futbolistas que se han distinguido siempre por disponer de carros chulos los han dejado en el garaje. Han llegado tarde al entrenamiento y eso ha fastidiado a más de un entrenador que ha dicho, con la boca pequeña, eso, si, que a él le da igual lo que haga el presidente, que vivimos en un país libre y que si él quiere sacar su Lamborghini a la Street lo saca y punto.

Y que si no la saca es porque no la tiene. Siempre ha sido de marca nacional y tiene un 600 que espera cambiar cuando su equipo suba a primera. La sonrisa de dentífrico del presidente preside el adiós tras el mitin y con el pie en el helicóptero Puma que lo lleva, vuela alto.