La biografía como coartada

Inscritos en el ranking del melodrama se lanzan a hacer escribir unas memorias para complacer el morbo «cotilloso» del respetable. El personal se solazará a la sombra de las palmeras. mientras se come un pedazo de sandía.

Los editores se frotan las manos y suena el metálico en sus cestas agujereadas por el hedor «de lo nunca visto ni oído». De vez en cuando el lector hace un comentario sobre el contenido ¿secreto? de esos encuentros. Está en el «ajo».

Fácil. Un monarca en uso de su prerrogativa medieval y una señora, de aspecto muy sano, se reciben el uno al otro en «pelota picada». Todo secreto y vigilado. ¿Sí?

Ignoro si él se ha soltado los calcetines y ella la pieza que tapa el último reducto de su intimidad más frondosa y selvática. O sea ¿Se ha quitado las bragas? Ella, coqueta e interesada, juega a un sí pero no.

Pasa como cuando uno visita el WC. El organismo no diferencia rangos. En el lecho hacen sus cosas, sus posturitas y ella, cuidando su futuro, parece que hace grabar por su hijo-así todo queda en casa- el acontecimiento. Es un brindis a su caja de ahorros.

Ahora se hacen escribir sus «memorias». Yo lo comprendo ,porqué de un tiempo a esta parte todos han descubierto, ante el espejo de su baño, su esencia de escritor. Los Másteres, y sesiones que te hacen la promesa de enseñarte a lo que se supone que llevas dentro. ¡Otro negocio! Se suele acabar en nada.

Huele a coartada esto de las biografías. Una por dinero y otro por balance a favor. Mientras todo se retrasa. La justicia se eterniza. La gobernanza brilla por su ausencia. ¿Queda mucho de esta situación?