El bolígrafo de Aznar

De momento sabemos que la FIFA lo ha suspendido y le han retirado el coche el móvil, el sueldo y supongo que algo más. Lo realmente curioso de este sobredimensionado asunto es que la madre de este señor ha decidido inmolarse en nombre de la injusticia que, según ella, se está consumando contra la carne de sus entrañas.

Una madre siempre es admirable y se sabe que algunas madres de asesinos confesos se niegan a aceptar los hechos y rompen una lanza a su favor. Es lo mismo, digo yo, que cuando se hacen procesiones o rezos intensos para clamar por la lluvia.

Puede que sea irreverente, pero ya que estaba encerrada en huelga de hambre fallida, por cierto, podría haber dedicado un tiempo a lo de la lluvia y así completamos el cuadro de opiniones.

Hasta un periodista británico dice que esto del encierro es «puro Almodóvar». ¡Quién sabe si el inglés tiene razón! He leído que la periodista Carmen Chaparro cuenta una anécdota relacionada con una entrevista que le hicieron al entonces presidente del Gobierno el Sr. Aznar al que se le ocurrió, dice la que lo cuenta, poner el bolígrafo de la entrevistadora en el canalillo que conduce y separa los pechos.

¿Qué hubiera ocurrido si la compañera hubiera sacado de su canalillo el bolígrafo y, con suma delicadeza, se lo hubiera colocado entre el segundo y cuarto botón de la bragueta que por mucho presidente que fuese no es distinto el contenido que un obrero, aunque quizás menos tamaño?

No estoy a favor del fogoso Sr. Rubiales y tampoco, de su salario, pero hacer este circo no mejora la democracia. Sugiero a la madre que vuelva a casa antes de Navidad.