La estafa

Estos días hemos leído en torno a una estafa millonaria, realizada por un individuo que ha «levantado» algunos millones de euros, con la parafernalia que montó.

Apariencia adinerada, vivienda alquiladia de lujo, contactos de nivel adquisitivo alto, elitista, conseguir la confianza bastante para una relación amistosa «libre de toda sospecha», como la de un ciudadano ejemplar con éxito en los negocios.

Tras conseguir embaucar a un «primer espada» del entorno, lo demás fluye con cierta rapidez, pero siempre manteniendo cierto secreto que solo comparte con algunos. La red está tendida y así hasta el descubrimiento.

Yo creo que las hay más importantes. Tomemos un ejemplo de estos días; lo relaciono con la política, que siendo pan de cada día y muchas veces presente, pese al hartazgo de muchos que se sienten agobiados por las noticias que nos van sirviendo los medios.

Medios que a su vez son «inundados» por las fuentes que están en manos de algunos capaces de poner en marcha algoritmos que condicionan los contenidos. Por no decir que siempre es así.

Tras ello hay dos tipos de engaño. Uno el contenido reelaborado y ello en función de intereses económicos; y otros intereses ideológicos que inciden en la actitud a tomar por quienes lo consumimos y la credibilidad que se genera forzando, sin darnos casi cuenta, la conducta hacia el consumo o hacia la elección de lideres.

Lideres que una vez elegidos pueden cambiar sobre la marcha. Se trata, por ejemplo, de hacer, dicen que dice, por ejemplo, ahora el presidente en funciones: «Hacer de la necesidad virtud». Quizás se trate, no solo en este caso, de la mayor estafa piramidal, en este caso abierta.