La intolerancia

A Canarias el asunto de cómo se reparten sus excedentes le da igual para sostener la situación actual. No disponen de recursos habitacionales y económicos. Se trata de que se los lleven.

No es solo de personas. Es hecho de venir «marcadas» por lo que se llamaría una distribución injusta cuantitativa. Prima en este caso un menor número de acogidos para la Comunidad Catalana.

Subsiste un debate que surge ante el hecho de una discriminación positiva en todos los órdenes a favor de nuestros hermanos del norte del reino de Valencia.

Existe la sensación generalizada de que el Gobierno está acostumbrado a dejar caer sus pantalones hasta los tobillos con tal de «permanecer» y nuestros amados hermanos del Norte le han cogido el aire. Y se da la circunstancia de que el eje «la pela es la pela» es el motor.

Creo que además está la intolerancia. Una raíz anclada en las diferentes culturas. Consulto definiciones para no caer en la intolerancia argumental.

La intolerancia es sinónimo de intransigencia, de no respetar a las personas que poseen pensamientos diferentes, bien sea en el ámbito político, religioso, cultural, sexual, racial, etcétera.

En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas.

Existen intolerancias para todos los gustos. Religiosa, étnica. Xenofobia, Homofobia. Cada uno de nosotros adquirimos esta intolerancia por motivos históricos o por realidades actuales.

Este asunto nos enfrenta a situaciones que son el germen de la fundación de partidos de nacionalismos extremos. ¿Qué hacer? El buenismo confunde.