Un rayo de luz

He visto en los ojos de quienes se preparan para los fastos que preceden la pronta llegada de las fiestas josefinas, un brillo mezcla de alegría y pena; las lágrimas asoman apenas se hace referencia a los que todavía están inmersos en un esfuerzo de recuperación. Las Fallas están ahí.

Al tiempo los políticos siguen lanzándose insultos en una escalada sin fin. Se busca el apuñalamiento personal en un enfrentamiento indecoroso, moralmente indecente en un intento de culpar al otro de falta de previsión, de abandono, incluso de sus responsabilidades. Han quedado invalidados,

En eso estoy cuando recibo una noticia cuyo origen es Elche. Se trata del homenaje a un industrial del calzado que ostenta un apellido que está ligado a ese mundo hace más de cien años. Rafael Bernabéu recibe del alcalde una mención que le ha llenado de emoción. Es una gota lejos de la zona 0.

Se trata de dar su nombre al jardín de la ermita de San Crispín en el Polígono Carrús. El alcalde cristaliza la idea del mecenazgo. El que las empresas devuelvan a la ciudad una parte de sus beneficios, no hace sino abrir una puerta a la esperanza.

El mecenazgo tiene en Valencia ejemplos a seguir. No solo los Roig y Hortensia Herrero son merecedores de agradecimiento. Los miles de horas dadas por centenares de voluntarios venidos a nuestra tierra es otro tipo de mecenazgo. No conocemos sus nombres, recordamos sus caras cansadas.

En el parque jugarán niños ajenos a la realidad que nos atenaza lejos de Paiporta, Sedaví etc, surgirán las sonrisas. Este rayo de luz se hace cada día más grande. Veremos si traspasa los muros de la vergüenza de Les Corts. Luz y taquígrafos para el alma de los que dicen que nos representan.