Somatizados y sodomizados

Las respuestas justifican el titular de la columna. He sometido a diversas y numerosas personas a la pregunta de qué sienten tras la investidura. Al parecer sienten una especie de somatización aplicada a su decepción.

«Somatizar supone la aparición de síntomas físicos recurrentes que no tienen causa física justificada, y que interfieren en el desarrollo personal, laboral y/o social. Esto es, somatizar, implica que el cuerpo expresa a través de molestias físicas una angustia emocional no liberada». El respetable siente miedo sin precisar la razón.

Como es sabido, existe una interrelación entre mente, cuerpo y emoción. El pensamiento se desborda, sobrepasa el cerebro y muchos se expresan con crudeza. Yo traduzco y evito el popular sonsonete- estribillo «que se vaya a tomar por cu...». Lo transformo académicamente en «sodomizar».

Por una suerte de recuerdo literario me traslado al antiguo reino de Rumania y a su provincia de Transilvania en el siglo IV. Uno de estos últimos Drácula, conocido como Vlad «el empalador», tenía por costumbre acabar con sus enemigos empalándolos y luego plantarlos a lo largo del camino, o como los romanos, crucificando a troche y moche a sus enemigos prisioneros.

Por el momento hoy es distinto. Se utiliza al fisco, a la vivienda, a los alimentos, a las hipotecas, a los seguros, a la sanidad privada, a los contratos laborales discontinuos abusivos, a la percepción de mejor trato a los emigrantes.

Yo recomiendo «hacer de la necesidad virtud». Es decir: aguantarse en este caso y evitar las hemorroides.