Sospechoso alternativo

El currículo está a disposición del respetable aficionado a estas cosas, que suenan a argumento de novela negra. Uno que llegue por primera vez a la noticia, se asombrará de que no encuentren el ADN de alguien.

Tengamos en cuenta de que se trata de una molécula que viaja con nosotros en plan información genética y ahora se sabe que muy útil para resolver dudas en relación con un caso criminal. No se va, aunque uno se lave con amoniaco.

Imaginemos que un día cualquiera, un lector se tropieza por primera vez con la noticia y se asombra de la pérdida del ADN de este Sr. D. Eduardo a la sazón está acusado de «levantar» un pastizal que hace pasear por Luxemburgo y algún otro sitio, se inventa un regreso del parné que le permite dispone de efectivo a granel y de posesiones varias entre las que no es menos evidente su casa de Madrid y un barco.

Son minucias si fuera un heredero del Agha Kan, pero para un ministro de la cosa democrática, huele a que un salario como ese no da para tanto como destaca, que diría la copla.

De repente un señor sirio llamado. Yalouk alquiló, por casualidad, una vivienda en la plaza Legión Española a un notario en el año 2008 y un año después encontró unos papeles clave.

Tal y como relató el implicado, se encontró un sobre en un lateral de una caja fuerte fechada en mayo de 2011. Estos documentos pertenecían a Zaplana que había vivido en el piso. ¡Toma ya! Y el exministro chupándose el dedo del ministerio a su casa de la Castellana y el sirio listo da los papeles de la pista. ¡Cosas!