Tetas Amaral

No sabemos si fue por iniciativa propia o siguiendo las ordenanzas de la conferencia episcopal, rama murciana.

Hoy solo con pasearse por cualquier playa mediterránea te hartas de ver pechos al aire y bikini-braga siguiendo la hendidura de las posaderas de tal o cual señora.

No he visto ninguna dama al desnudo quejarse de que alguien le arrebate la dignidad. También comprendo que es imprescindible hacer frases encima de un escenario y tener gestos. Lo acepto, pero menos teatro, por favor.

Por fortuna ya no existe la moral a caballo que era comida diaria de los años 50 cuando te señalaban por llevar el tirante del bañador bajado.

Que la señora de Amaral enseñe sus tetas como si fuera la revolución de los marineros del Potemkin me da risa.

Supongo que cada uno lleva el concepto de dignidad en alguna parte de su ente cuerpo-alma.

En el caso veraniego que me ocupa de unas tetas al aire, mostradas en un acto teatral de quitarse una chaquetilla de lentejuelas, al estilo de un torero que se enfrenta al toro «dándolo todo», la cantante ha logrado escalar por unos segundos la atención de sus seguidores y alguien más y de esta manera lograr volver a una especie de lista o ranquin de cds o estar en YouTube, porque a lo mejor había decaído un poco consecuencia del tiempo que transcurre entre el estreno de un grupo, del éxito y de su normal «paso de la moda».

Creo que ya está bien con este feminismo a ultranza.